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Volverás a amar... Cuando las cicatrices hayan sanado romance Capítulo 6

--- Héctor Plourde ---

Jude, Álvaro y Ernesto llegamos al café donde será la despedida de Ana, al final se me terminaron uniendo bajo la excusa barata de que ellos también conocen a Ana, prácticamente Ernesto me recuerda que fue gracias a la amiga de un amigo que la conocí, bajo aquel chantaje, no tuve más opción que aceptar.

Al llegar, veo que está Julián, quien nos recibe calurosamente, el hombre quien lo viera pensaría que le gusta Ana, pero cualquiera, no cambiaría de opinión, al menos hasta que pasas con él un buen rato hablando.

Poco después, llegan dos de sus amigas, Galeana y Marbella, ambas chicas bastante agradables, Ernesto inmediatamente clava su mirada en Marbella, es claro que mi amigo no va a cambiar. Todos platicamos sobre lo bueno que resultará este viaje para Ana, nuevos aires, nuevas costumbres, un nuevo estilo de vida, sé que por dentro no quiero que se vaya, pero también sé que, es mejor dejar mi boca está sellada.

Al poco rato llega su familia, la reconozco por su madre, su abuela es el vivo retrato de Ana pero mayor, Romina, quien es la hermana menor, es una jovencita muy bella, de repente verla, me devolvió a la época en que conocí a Ana. Eso me hizo sentir un poco nostálgico, ella me dijo que tenía 16 años, apenas 3 menos que cuando conocí a Ana, vaya que ver a su hermana, me llevo a una época en donde mi única preocupación era tener para la mensualidad del apartamento, mismo que perdí por idiota.

Al último, se nos termina uniendo una mujer más o menos de mi edad, ella al parecer, es amiga de la oficina, se ve que es mucho mayor que Ana, su nombre, si mal no me equivoco, es Soila, vaya que Ana tiene amigos muy contados, pero cada uno tiene sus propias historias con ella.

Cada uno cuenta cosas que han vivido a lo largo de los años con ella, incluso Álvaro y Ernesto tienen sus propias anécdotas, las cuales, según recuerdo, jamás me las habían contado. No puedo creer que ellos también tengan sus propias historias, pero así es, no cabe duda de que Ana es una buena chica, saca lo mejor de las personas y todo le nace de manera muy natural.

Dos o tres copas de clericot después, Ana aparece y nos deja boquiabierta a más de uno, este día decidió dejar atrás la ropa holgada que ha estado usado últimamente, se soltó ese hermoso y largo cabello, definitivamente luce muy diferente, verla así, no hizo más que acelerar mi corazón.

Ella nos sonríe y para mi suerte su madre le sedé su asiento, quedando a lado de mí y Jude, la madre y abuela de Ana, desde que me vieron con mi hija, la han adoptado como suya y ahora mi hija está haciendo una gran labor de conquista, ya que lanza miradas y pucheros como si de eso se tratase la vida.

Luego de ver cómo todos saludan de manera efusiva a la invitada de honor, ella toma asiento a mi lado y finalmente me acerco a ella y digo:

- ¡Hola! ¡Te ves muy guapa!

Ella inmediatamente se ruboriza y eso ayuda mucho más a su pálido rostro.

- ¡Hola! ¡Gracias por venir! ¡Gracias por traer a este par! – Dice tratando de evadir mi cumplido.

- Ellos se me pegaron como sanguijuelas… - Respondo con total sinceridad.

- Ernesto, te lo creo, pero ¿Álvaro? – Dice ella incrédula.

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