Vuelve a casarse: Su ex esposa multimillonaria romance Capítulo 22

Dado que Noah derrotó a Guadalupe a caballo, ella accedió a asistir al evento como su acompañante.

Después de eso, Noah no molestó a Guadalupe. En cambio, se alejó en su caballo.

Ainoa los alcanzó. Chasqueó la lengua cuando vio a Noah irse. "¿Qué es lo que está pasando entre ustedes dos exactamente?".

"No es la gran cosa. Corrí con él y perdí". Guadalupe miró a Ainoa y dijo con simpleza.

"¡No es posible! Eres la alumna de un campeón de equitación. ¿Cómo pudiste perder?". Ainoa abrió los ojos con incredulidad.

"Siempre hay alguien mejor". Cuando Guadalupe estaba hablando, de repente recordó la forma en que Noah la miraba. Su mente estaba inexplicablemente confundida con emociones.

Después del almuerzo, Guadalupe y Ainoa fueron juntas de compras.

Ainoa llevó a Guadalupe a una tienda de moda de lujo. Cuando Ainoa mostró su tarjeta de cliente distinguido, todos los vendedores la atendieron con entusiasmo.

De repente, una voz femenina burlona intervino. "¿Quién diablos está ahí? ¡Qué desastre!".

Guadalupe encontró la voz familiar. Así que no pudo evitar mirar.

Resultaron ser las novias de Laia, Nicolás Valenzuela y Elene Montero.

Cuando Guadalupe aún formaba parte de la familia Ávila, Nicolás y Elene se burlaban de ella a menudo.

Los dos reconocieron a Guadalupe tan pronto como la vieron. Tal vez ambos pensaron en Laia, a quien echaron de Los Ángeles por culpa de Guadalupe. Los dos se miraron y entraron. Como ya no podían ver a Laia, encontrarían culpas en Guadalupe.

Nicolás y Elene lucían los últimos diseños de la Semana de la Moda de París, combinados con un bolso con el monograma de Louis Vuitton.

La ropa de Guadalupe parecía muy sencilla comparada con la de ellos. Ella solo vestía una camisa y un par de jeans.

"Es la Sra. Ávila. Perdón, mi error. Olvidé que te divorciaste del Sr. Ávila. Debería haberte llamado Srta. Aranda", dijo Nicolás con desprecio. Luego miró a Guadalupe.

"Cualquier cosa en esta tienda vale al menos mil dólares", agregó Elle. "Srta. Aranda, ¿puede pagar algo aquí?".

Entonces Ainoa entrecerró los ojos y preguntó cómicamente, imitando el tono de voz de Nicolás y Elene. "Vaya, Señorita Montero, puede pagar esta ropa, ¿verdad?".

El rostro de Elene se oscureció. Ella resopló y dijo: "Es solo algo de ropa. Definitivamente puedo pagarla".

Elene sacó su tarjeta de crédito y entregó la tarjeta entre sus dos dedos a la vendedora. "Me llevo todo".

La vendedora se apresuró a ingresar el monto de la cuenta y luego deslizó la tarjeta, mirando a Elene con una sonrisa. "Señorita Montero, son 280.000 dólares en total".

Elene trató de controlar el impulso de maldecir cuando escuchó a la vendedora deslizar la tarjeta.

Guadalupe dijo: "¿Por qué no ayudas a la Señorita Montero a cortar las etiquetas de los precios? De todos modos, la Señorita Montero no devolverá la ropa".

Guadalupe acababa de leer la mente de Elene, lo que hizo que se sintiera muy avergonzada.

Luego, vinieron los vendedores y cortaron todas las etiquetas de precios de la ropa.