Vuelve a casarse: Su ex esposa multimillonaria romance Capítulo 85

Aritz sintió que lo que Vicente había encontrado era ridículo.

Alguien había drogado a Aritz aquella noche. Y él incluso, estando un poco inconsciente, le había preguntado por qué lo había hecho.

Aritz recordó que ella le había dicho que le gustaba y que lo deseaba.

Sin embargo, los resultados de la investigación decían que las cámaras de vigilancia del hotel se habían roto esa noche, aunque algunos testigos dijeron que también habían visto a Guadalupe drogada.

Si eso era cierto, entonces, ¿por qué en esos tres años Guadalupe jamás se lo explicó?

¡Era absurdo!

Aritz se enfureció. Estaba a punto de estallar.

Marcó el intercomunicador. "¡Ven a mi oficina!".

Y luego colgó el teléfono.

Vicente sintió una punzada en el corazón al escuchar a Aritz por el teléfono.

¡Sabía que Aritz se iba a poner furioso!

Pero tenía que enfrentarse a su ira. ¿Para qué más servían los asistentes?

Respiró hondamente, se levantó y caminó hacia la oficina de Aritz.

"¿Sr. Ávila?".

"¿Acaso es una broma lo de los resultados de la investigación, Vicente?".

Vicente alzó la mirada y vio a Aritz sentado en la silla de la oficina, mirándolo con una expresión sombría. Sintió que algo le presionaba el pecho. No podía respirar.

"Sr. Ávila, he comprobado los resultados yo mismo".

Vicente había ido al hotel para encontrarse personalmente con el llamado testigo del pasado, ya que no estaba seguro de los resultados de la investigación.

El testigo había dicho la verdad. Era mesero e incluso recordaba el atuendo de Guadalupe en la fiesta.

Había dicho que Guadalupe era muy guapa, así que la había mirado varias veces en la fiesta.

La persona que la había drogado había sido un hombre, pero el mesero no sabía quién era, no le parecía familiar y jamás lo volvió a ver.

Guadalupe no drogó a Aritz, sino el hombre que la había drogado a ella.

Si todo lo hubiera hecho Guadalupe, no se habría drogado ella misma.

Después de todo, Guadalupe no tenía amigos en el lugar. La única persona que conocía era su superior, quien la había llevado a la fiesta.

Aparte de eso, Vicente también mencionó algo más. "Sr. Ávila, hay otra cosa. Un mes después de esa noche, la Srta. Sonia se fue al extranjero y no regresó".

Vicente podía notar el imponente carácter de Aritz. Bajó la cabeza y no se atrevió a hablar.

Aritz miró a Vicente y exclamó: "¡Fuera!".

"¡Sí, Sr. Ávila!".

Vicente se apresuró a salir, sintiéndose aliviado.

Aritz se quedó solo en la oficina, sentado en la silla con la cabeza baja y la mirada sombría.

Le dolió el estómago de rabia. ¡Pensó de repente, que Guadalupe era muy malvada!

¿Lo habría hecho a propósito?

¿Habría decidido no decirle la verdad para burlarse de él cuando finalmente se enterara?

¡Guadalupe debió haberlo hecho a propósito! Tal como esa botella de cimetidina. La había dejado para burlarse de su ignorancia.

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