Vuelve a casarse: Su ex esposa multimillonaria romance Capítulo 98

Guadalupe se levantó temprano hoy, y todavía no era hora de trabajar cuando llegó a la empresa. Sheila aún no había llegado.

Ya había un montón de documentos en el escritorio de Guadalupe. Probablemente eran del trabajo de ayer.

Se preparó una taza de café, tomó un documento y lo leyó lentamente.

Se había recuperado, así que estaba de mejor humor.

Guadalupe sólo llevaba cinco minutos sentada cuando llegó Sheila.

"Srta. Aranda, ¿se siente bien?".

Guadalupe la miró. "Mucho mejor. ¿Se confirmó el plan de licitación para el terreno en el norte de Los Ángeles?".

Sheila asintió. "Todavía no. El Sr. Vega dijo que usted estaba a cargo de este proyecto. Debe echar un vistazo primero".

Guadalupe resopló y dijo: "Diego cambia muy rápido".

Hace dos meses, se burlaba por ser nueva en la empresa, pero ahora, tenía mucha confianza en ella.

Sheila asintió: "Eso no es todo. El Sr. Vega también quería adoptar su plan sobre Pueblo de Valle de Primavera".

Guadalupe sonrió. "Ya veo".

Diego cambió tanto porque tenía que hacerlo.

Si él no hubiera cambiado tanto, ella no lo habría despreciado tanto.

Después de que Sheila informó del contenido de la reunión de ayer, llegó el momento de la reunión de hoy.

La reunión duró más de dos horas. Cuando salió de la sala de reuniones, ya eran las doce. Diego la miró con un gesto amable: "Guadalupe, oí que estabas enferma. ¿Estás bien?".

Guadalupe lo miró y respondió con indiferencia: "Estoy bien. Gracias por su preocupación, Sr. Vega".

Diego no se enfadó. Dijo unas palabras más y le pidió que se cuidara antes de regresar a su oficina.

Al ver que él se había ido, Sheila dijo: "Srta. Aranda, el mayordomo de la familia Ávila está abajo".

Al escuchar las palabras de Sheila, Guadalupe frunció ligeramente el ceño. "¿David?".

Sheila asintió. "Es él".

David estaba anonadado. Probablemente no esperaba que Guadalupe se volviera hostil de repente. Después de un rato, se recuperó de la impresión. "Srta. Aranda, lo siento. He sido descortés. El Sr. Ávila quería verla. Espero que pueda venir conmigo".

Guadalupe miró a Sheila, que no estaba lejos, y dijo: "Sheila, por favor, sácalo".

Justo cuando Guadalupe terminó de hablar, Sheila se acercó. "Sr. Díaz, por favor".

El rostro de David se tornó sombrío. "Srta. Aranda, el Sr. Ávila me pidió que la invitara".

"Resulta que usted sabía que fue enviado por el Sr. Ávila".

Guadalupe sonrió mientras hablaba, pero sus ojos no eran nada expresivos al mirar a David.

El rostro de David se puso rojo. Llevaba mucho tiempo al lado de Rodrigo y mucha gente era respetuosa con él. Nadie había sido tan grosero con él. Además, esta persona solía ser la persona a la que toda la familia Ávila miraba con desprecio.

David se volvió inconscientemente indiferente. Justo cuando estaba a punto de regañar a Guadalupe por no saber lo que era bueno para ella, sus ojos se posaron en el escritorio que tenía delante.

David se dio cuenta de repente de que Guadalupe ya no era la misma persona del pasado. Ahora era la hija de Marcos, el hombre más rico de Nueva York.

Al pensar en esto, David reflexionó durante un rato estando desconcertado. Parecía querer decir algo, pero Sheila no le dio la oportunidad de hablar. "Sr. Díaz, no quiere que llame a seguridad, ¿verdad?".