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( 18) SWEET CANDY y DARK SHANE - SEX HARD romance Capítulo 3

Me quedé callado, en parte sintiéndome responsable por lo que actualmente estaba viviendo el entrenador y sopesando las palabras de mi progenitor, verlo sin una botella encima o el tío Bloud de acompañante era recordar a mi papá, ese que me montaba en sus hombros y me paseaba por todos lados. Justo en el momento en que pensaba en soltarme un poco más con él, como en los viejos tiempos, un ruido de botas sonó junto a la puerta chocando con el marco y vi de reojo como Esther ponía una mirada aterrada, sabía quién era y suspiré sonoramente ganándome una mirada dura de mi padre.

—Hermano, esas calles quedaron ardiendo, no se atreverán a volver a molestarnos. Hey, Eder, ¿Qué hay?— entró agarrando una botella de la nevera, no le respondí como de costumbre y agarré mi bolso para ponerme de pie.

—Hijo— me detuvo mi padre.

—¿Si?— dije por inercia mirándolo sobre mi hombro

—Quiero que me cuentes más sobre Jolie, y también lo que pase en la escuela, por favor.

—Claro— dije con ironía, no me importó más y salí escuchando la voz de Bloud preguntando quién carajos era Jolie.

Mi habitación era mi refugio, tenía muchos libros viejos que pude sacar cada tanto de la biblio sin que se dieran cuenta, amaba leer y más si eran cuestiones de electrónica que no aprendería en otro lado. Hice un ventilador para mi cuarto comenzando desde cero gracias a un viejo ejemplar y ahora quería hacer un avión a control remoto. Tenía muchos grandes planes y deseaba realizarlos en mi tiempo libre.

He de decir que soy aplicado en los estudios aún cuando mi conducta deje mucho que desear, eso no me impide sacar excelentes notas, sólo entrar en el cuadro de honor, algo sin importancia.

Ahí pasé la tarde, en mi mundo de planos y medidas exactas y pude adelantar una parte de las aspas de mi avión cuando la puerta sonó.

—¿Eder?— la voz de papá sonó amortiguada por la madera y puse los ojos en blanco

—¿Qué?— abrió y quise quejarme porque entró sin invitación pero su mirada sorprendida viajó por todos mis inventos y libros y parecía realmente enloquecido

—Diablos, tenía mucho sin entrar aquí— murmuró más para él que para mi— ¿Tú hiciste esto?— en sus manos sostenía un pequeño robot que inventé desarmando un carrito a control remotó y me encogí de hombros— Hijo, esto es increíble— se veía orgulloso— Mi muchacho será un ingeniero en algún momento.

—¿Lo crees?

—No lo creo, estoy seguro que será así— afirmó sentándose en la cama justo a mi lado. Olía a tabaco y alcohol y dado el alto volumen de la música en el piso inferior supuse que estaban festejando— Escucha, cariño. Hoy completamos una... Tarea especial, una entrega muy grande y estaremos celebrando hasta tarde. Entonces la música, ya sabes...

Me sentía en shock. Ese odio por mi padre se había apagado en un segundo y encendido el amor que sentía desde siempre por ese hombre que me amó desde mi primer segundo en la tierra. Él me quería, él iba a estar siempre para mí. Ahora todo era distinto.

En algún momento me quedé dormido y cuando desperté era de mañana, aunque no debía de ser tarde dado el hecho que el sol apenas se asomaba, salí de la habitación descalzo y me encontré a Esther en la cocina rodeada de Bart, Stinger y Cloe, los primeros dos eran la mano derecha de mi padre quien no hacía nada sin ellos y la otra era la motera más increíble que conocí, era la mecánica del grupo y le tenía apreció. Todos tenían caras largas y no dejaba de escuchar el llanto de Esther, me preocupé y mi corazón empezó a acelerarse

—¿Donde está mi padre?— pregunté y voltearon a mirarme. Los hombres bajaron la cabeza y Esther salió al patio secándose los mocos. Cloe suspiró y se bajó del banquillo para acercarse a mi y ponerse de cuclillas. Sus ojos eran celestes y se veían tristes. Acarició mi cabello y mi ceño se frunció más aún, odiaba que me tocaran.

—Eder... Tu papá murió. Anoche fue por cervezas con Bloud y al parecer en algún momento de la vía se volcaron y acabaron contra los árboles. El fuego lo cubrió todo y ambos... Murieron. Yo lo siento, pequeño, pero no verás más a tu papá.

Caí de rodillas al suelo y empecé a llorar como no lo hacía desde que mi madre fue arrancada de mi lado.

Ahora sí estaba solo. Mi mamá. Mi papá. E incluso mi corazón murió ese día. Reventé mi garganta de tantos gritos y Cloe sólo me sostenía entre sus brazos dejándome llorar mi dolor.

Estaba huerfano, triste y enfadado. Y me hundí en el oscuro pozo de la soledad.

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