Adicto a amarte: La esposa condenada del Jefe paranoico y dominante romance Capítulo 1919

Mientras perdía el conocimiento, su último pensamiento fue... 'Me pregunto cómo estará Jin. ¿Está muy herido? Para cuando me despierte de la cirugía, debería poder ver a Jin, ¿verdad?’.

'Hay tantas cosas que quiero preguntarle, y hay tantas cosas que quiero decirle...'.

Mientras Ling Yiran se sometía a una cirugía, Qin Lianyi también se estaba sometiendo a varios exámenes, especialmente porque todavía estaba embarazada. Algunos exámenes no se podían hacer, así que debían juzgarse basándose en la experiencia del médico.

Qin Lianyi nunca había estado tan nerviosa. A ella no le importaban sus heridas. Solo tenía miedo de perder a su bebé.

"Doctor, mi bebé... ¿está bien? ¡Haré lo que sea para quedarme con el bebé!", dijo Qin Lianyi ansiosamente cuando vio al médico frunciendo el ceño.

"Estás teniendo señales de un aborto espontáneo...".

Cuando Qin Lianyi escuchó la palabra ‘aborto espontáneo’, sus manos y pies se enfriaron. "¿Aborto espontáneo? ¿Voy a... perder al bebé?".

Las lágrimas brotaron de sus ojos.

'¡Este bebé es mío y de Tingxin! ¿Cómo podría perder al bebé?’. Qin Lianyi se sintió aún más triste cuando pensó en la verdad que Gao Manlin le había dicho antes.

¡Nunca se perdonaría a sí misma si perdiera al bebé!

"Solo tienes algunas señales. Necesitas descansar. No te levantes de la cama excepto para ir al baño. Te recetaré un medicamento". El doctor la consoló.

La Señora Qin apenas podía imaginarlo. Habían conseguido algo de información de la policía, por lo tanto sabían que tan peligrosa fue la situación.

Estaban agradecidos de que su hija estuviera viva ahora.

"Esa Gao Manlin es una verdadera plaga. Hizo que Bai Tingxin cambiara de opinión y terminara contigo. Ahora no tienes nada que ver con Bai Tingxin, ¡pero aún así se negó a dejarte ir! La policía dijo que ella está muerta. ¡Eso es lo que se merece!", gritó el Señor Qin.

"Papá, Tingxin... ¡nunca cambió de opinión! ¡Nunca me traicionó!". Qin Lianyi ahogó las palabras. Si no fuera por el hecho de que llorar sería malo para el bebé en su vientre, ya estaría llorando.

"¿De qué tonterías estás hablando? ¿Él nunca cambió de opinión? Si no lo hizo, ¿por qué estás embarazada y sola en un hospital mientras él disfruta de la vida en su ciudad?", gritó el Señor Qin.