Adicto a amarte: La esposa condenada del Jefe paranoico y dominante romance Capítulo 2628

Cuando ella finalmente dibujó el último trazo, dejó escapar un largo suspiro de alivio. Su expresión volvió a la normalidad. "Listo".

"¿Salir conmigo es aburrido?", él le preguntó.

"¿Eh?". Ella se congeló. Luego, pareció darse cuenta de algo y dijo apresuradamente: "No, no te dibujé porque estaba aburrida. La escena de tú leyendo hace un momento era tan hermosa que no pude evitar... ehh... dibujarla".

Dicho esto, su expresión cambió de repente. "Por cierto, ¿te importa si te dibujo así?".

"No tienes nada de qué preocuparte. Te prometí que saldríamos y que podrías dibujarme", respondió él.

Zhong Keke dejó escapar suspiro de alivio cuando escuchó esto.

Después de que los dos salieron del café cómico, Gu Lichen llevó a Zhong Keke de regreso a su apartamento.

"La próxima vez, te recogeré el fin de semana", dijo Gu Lichen.

"¿Puedes venir a mi estudio la próxima vez? No hay nadie en mi estudio durante los fines de semana. Quiero que modeles para mí", dijo Zhong Keke. Aunque lo había dibujado hoy, no le pareció suficiente.

Gu Lichen dijo: "Está bien, lo haremos en tu estudio. ¿Tienes algún código de vestimenta que deba cumplir para modelar para ti?".

"Oh, no, puedes usar lo que quieras", dijo ella rápidamente.

"Está bien". Gu Lichen se fue. Zhong Keke se dio la vuelta para entrar a su apartamento. Sin embargo, solo había dado unos pocos pasos cuando una mano de repente la agarró del brazo.

El rostro de Yan Luochu se puso pálido. Aburrida... era lo que él había usado para describirla.

Con todos mirando, él había dicho: "Zhong Keke, nunca he conocido a una mujer tan aburrida como tú. Espero que dejes de molestarme. Te he dicho muchas veces que no te amo. Solo te odiaré más si sigues siguiéndome y repugnándome".

"Todavía me odias por lo que te hice, ¿no?", preguntó Yan Luochu, sus labios temblaban ligeramente.

Zhong Keke miró fríamente a la persona frente a ella. "Te odiaba en ese entonces. Pero ya no te odio. Después de todos estos años, no tiene sentido odiar a alguien irrelevante".

"¿Irrelevante?". Sus palabras lo hicieron palidecer.

"¿Qué más podría ser? ¿Se supone que debo pensar en ti como alguien importante?", preguntó ella como si le causara gracia.