Adiós al Pasado romance Capítulo 24

Javier dio instrucciones específicas a sus hombres para aflojar la vigilancia sobre Víctor y Manuel.

No es que hubiera relajado la alerta, sino que lo hizo intencionadamente para permitir que Víctor y Manuel aprovecharan la oportunidad de entrar, con el fin de estar preparado y adelantarse a cualquier movimiento.

Los hombres bajo su mando recibieron rápidamente las órdenes y se pusieron a actuar.

Mientras tanto, Javier aprovechó para informar a Diego y Esther sobre el intento de Víctor y Manuel de ir a Monteluz.

—¿Qué? ¿Después de todo lo que le hicieron a Lala, todavía quieren asistir a su boda?

Esther escuchó la noticia y se llenó de furia.

En el pasado, ella había elogiado a Víctor y Manuel sin cesar.

Incluso los había considerado como posibles yernos.

Pero ahora, no podía perdonar que hubieran jugado con la vida de Lala.

¿Cuánto habría sufrido Lala cuando Sonia le hizo daño?

¿Y cómo se sintió cuando el hombre que había estado a su lado toda su vida, eligió hacerle un desprecio por unas flores enviadas por otra mujer?

Aunque ellos podrían haber utilizado este método para que Lala aclarara a quién amaba, Esther no lo permitiría.

En ese momento, Esther solo pudo agradecer que Abuelo López hubiera elegido un buen matrimonio para Lala.

En comparación con Víctor y Manuel, Javier era infinitamente mejor.

Al menos Javier era limpio, fiel a Lala y, además, en Monteluz, Esther lo conocía desde pequeña y confiaba en él.

Esther y Diego no perdieron tiempo en expresar su desagrado por Víctor y Manuel.

La familia López era una de las más influyentes en Monteluz, y mucho más desde que se había consolidado su alianza con la familia González, ambas familias prosperaban.

Y todos los demás clanes estaban ansiosos por hacer buenas relaciones con ellos.

Diego y Esther se aseguraron de que los guardias de la villa no permitieran que Víctor y Manuel entraran.

Cuando Víctor y Manuel llegaron a Monteluz, se encontraron con la frialdad del círculo social de la alta sociedad.

Los intentos de Víctor de llamar a Laura fueron inútiles; incluso cuando intentó con un número diferente, las llamadas solo terminaron siendo bloqueadas.

Manuel, rápidamente, aceleró y hizo un derrape para bloquear el paso del vehículo de Javier.

—Lala, sal. Necesitamos hablar.

Víctor salió rápidamente de su coche y se acercó al automóvil, golpeando suavemente la ventanilla.

Al ver a los dos hombres que no quería ver, Laura frunció el ceño involuntariamente.

Miró hacia Javier, preocupada por si él se sentiría celoso.

Instintivamente, Laura tomó su mano para consolarlo.

Javier sonrió levemente y apretó su mano con ternura.

—¿Vamos a salir?

Javier abrió la puerta de su lado y, frente a Víctor y Manuel, levantó a Laura en sus brazos.

Al poner sus pies en el suelo, el rostro de Laura se sonrojó aún más.