Adiós, mi falso matrimonio romance Capítulo 55

Cuando llegó la noche, Gerardo les ayudó a pedir la cena y el personal del servicio del hotel se la llevó a la habitación. Había pedido mucha comida y también había incluido su ración en el pedido. Sofía estaba apoyada en la cama, jugando a un juego. A pesar de oír el alboroto de fuera, no se movió, haciéndose la desentendida. Al cabo de un rato, Leonardo empujó la puerta y entró. De pie en la puerta, dijo:

-Es hora de cenar.

Ella desvió la mirada de su teléfono hacia él. «¿Cómo puedo explicar esta sensación? Es como si estuviera en otro tiempo y lugar y los papeles se hubieran invertido. Antes, Leonardo siempre solía encerrarse en su estudio al volver a casa. La mayoría de las veces era yo quien lo invitaba a cenar. Sin embargo, no me atrevía a entrar en su estudio. Solo podía llamar a la puerta y quedarme junto a ella para decirle que era la hora de la cena». Retirando la mirada, respondió:

—Está bien, iré cuando termine este juego.

Leonardo no dijo nada, y se dio la vuelta para marcharse. «En el pasado, solía responder de la misma manera: "De acuerdo, iré cuando termine de mirar este documento". Sin embargo, la mayoría de las veces bajaba cuando yo ya había terminado de comer. En aquella época, yo tenía muy poca estima. Por eso no podía dejar de preguntarme si ese hombre intentaba evitarme a propósito, hasta el punto de tener que escalonar sus horarios de comida». El solo hecho de pensar en el pasado la hacía sentir muy incómoda. Por desgracia, Sofía no consiguió superar esa etapa. Sin embargo, no habían pasado ni dos minutos desde que Leonardo se había ido, cuando dejó el teléfono, respiró hondo y se levantó de la cama. Gerardo y Leonardo ya estaban sentados, pero no habían tocado sus cubiertos. Parecía que la estaban esperando. Se acercó, sacó una silla y se sentó sin emoción. Entonces, Leonardo dijo:

—Vamos a comer.

Gerardo miró a Sofía.

-Se negó a dejarme tocar los cubiertos antes de que llegaras.

Ella gruñó.

-¿Me estás culpando?

Se quedó sorprendido. No esperaba que ella reaccionara de esa manera. Tras quedarse sorprendido un momento, le explicó en voz baja:

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