Adiós, mi falso matrimonio romance Capítulo 64

El tono de Leonardo no era ni ligero ni pesado. Sin embargo, le dio a Sofía la vaga sensación de que no estaba contento. Por eso, Sofía levantó las cejas y no dijo nada. Mientras tanto, el barman miró al cantante y luego miró a Leonardo. Parecía bastante confundido. Al principio, pensó que Sofía era la novia del cantante. Pero, viéndolo ahora, parecía que la mujer también tenía una relación bastante estrecha con el hombre que estaba a su lado. El cantante parecía tranquilo.

-¿Por qué no les preparas una bebida? De todos modos, no tienes mucho qué hacer ahora.

El cantante conocía a Leonardo. La última vez que se encontró con Sofía en la playa, Leonardo se la llevó de inmediato. Sin embargo, Sofía mencionó que estaba divorciada. Entonces, el cantante observó a Leonardo con una sonrisa. Viendo que el cantante ya había dicho eso, el barman por supuesto asintió con la cabeza.

-De acuerdo.

Después, Leonardo pidió dos bebidas. Los dos nombres que mencionó no eran algo que Sofía hubiera escuchado antes. «¿Fantasma en el cementerio? ¿Qué es eso?». El barman era bastante profesional. Preparó los ingredientes y empezó a mezclar las bebidas. Sofía seguía apoyada en la barra, observando cómo el barman hacía varios trucos mientras preparaba las bebidas. Entonces, Gerardo se inclinó hacia ella y le susurró:

-Pensé que estabas durmiendo en la habitación. ¿Cuándo saliste?

Ella le dirigió una mirada.

-Hace mucho tiempo.

Al cabo de unos instantes, Gerardo soltó una carcajada de repente y habló en voz más alta:

-No estás haciendo esto solo porque los dos se pelearon, ¿verdad? ¿Cómo puedes visitar un bar? Sofía, solo espera. Te enfrentarás al sermón de tu marido cuando regresen.

Sofía no dijo nada; sus acciones y su expresión tampoco cambiaron. En cambio, el barman dio un salto de sorpresa. Primero se quedó mirando a Sofía. Luego, miró al cantante con cara de asombro. «¿Qué? ¿Está casada?». El cantante se apoyó en la barra y dijo sonriendo:

-Deja de mirar. Date prisa y termina las bebidas.

El barman seguía muy confundido. Terminó con rapidez de preparar las dos bebidas y se las entregó. Leonardo tomó su vaso y dio un pequeño sorbo. Imitándolo, Gerardo hizo lo mismo. Después, Sofía miró a Gerardo.

—¿Y bien? ¿Qué tal sabe?

Gerardo no tenía experiencia en este tipo de cosas. Así que solo pudo asentir cuando se encontró con su mirada curiosa.

-Está bien.

Sofía se rio y contestó sin descaro:

—¡Se nota que no sabes más que yo de estas bebidas! Ni siquiera podrías evaluarlo aunque quisieras.

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