Tanok logró agarrar a Enola antes de que la onda los separara, al ponerse en pie, miró la cabaña de Katriona totalmente destruida, ¿Qué había pasado? Se preguntó al ser la primera vez en experimentar un poder tan brutal como ese.
―Ve con nuestros hijos, pon a salvo a todos. ―Ordenó mirándola a los ojos. ―Yo me haré cargo. ―Tras darle un beso en la frente, verificó que su hijo y los guerreros estuvieran bien. ―Hay que irnos. ―Enola con el corazón acelerado, se dispuso a correr cuando escuchó sollozos tras de ella.
Al girar, Katriona estaba con su bebé en brazos, no lucia bien ninguno de los dos. Enola dio un paso al frente lista para marcharse y dejarla ahí junto a su hijo, después de todo la maldit4 había intentado matar a su bebé, pero el quejido del niño la paralizó.
―Por favor. ―Rogó Katriona. ―Pagaré con mi vida mis errores. ―La miró suplicante. ―Pero salva a mi bebé, juro por su vida que aceptaré cualquier castigo que me impongas. ―Enola miró al bebé cubierto de sangre y no fue capaz de dejarlo sufrir de esa manera.
―Dámelo. ―Se lo quitó. ―Todo estará bien, bebé, tranquilo. ―Enola usó su poder en el niño y al escucharlo llorar con tanta viveza su corazón se sintió en paz. ―Tómalo y vete de aquí. ―Katriona intentó ponerse en pie para sostener a su hijo, pero le fue imposible, estaba tratando de huir cuando todo le cayó encima. ―No me interesa que no puedas, párate y salva a tu hijo. ―Enola no estaba dispuesta a ayudarla a ella.
―E… es hijo de Ikal. ―Susurró cerrando los ojos. ―Es su hijo… ―Enola miró al cielo y otro ataque se dirigía directamente a ellas.
―Katriona, debes pararte. ―Inició a alejarse de ella con el bebé en brazos. ―Dios. ―Susurró al ver como todo el ataque lo recibió Katriona. ―No puede ser. ―Miró el cielo, justo lo que estaba pensando, guerreros de los más poderosos, están ahí por ella.
―Diosa Luna. ―Una de las cuidadoras llegó hasta ella. ―Los trillizos están a salvo, por favor, venga con nosotros. ―Enola se negó, debe ayudarlos o de lo contrario todo el lugar acabará en ruinas y sin ningún sobreviviente.
―Llévate al bebé. ―Se lo tendió. ―Ponlo a salvo y cuídalo como si fuera tu hijo. ―La mujer miró al bebé con desconcierto.
―¿Dónde está Katriona? ―El gesto de Enola lo dijo todo, pero aun así respondió con voz firme.
―Está muerta. ―La chica se llevó la mano a la boca, ese bebé ha quedado solo. ―Debes irte, ¡Ahora! ―Sabiendo que no podría huir del ataque, tocó su hombro y la hizo desaparecer.
―¡Cuidado! ―Tanok llegó justo a tiempo para salvarla de una muerte segura, el golpe le caería de lleno a su mujer. ―Te dije que te pusieras a salvo. ―La reprendió ayudándola a ponerse en pie. ―Ve con nuestros hijos, no estoy bromeando.
―No puedo dejarlos luchar solos. ―Se detuvo. ―Los ataques van dirigidos únicamente a mí, haré uso de mi poder y los llevaré lejos de la aldea, si deciden atacar a los demás no lograrán sobrevivir, lo sabes. ―Tanok endureció el gesto.
―No permitiré que hagas una locura como esa. ―Se negó. ―Algo se nos ocurrirá, por ahora hay que escapar…
―Diosa. ―Las brujas llegaron justo a tiempo. ―Debe ocultar su presencia, las demás están haciendo una barrera para proteger el lugar, pero no durará demasiado.
―Hay que reunirse con los guerreros. ―Enola se echó a andar. ―No oculté mi presencia antes porque sabía que estaban tras de mí. ―Tanok la siguió junto a la bruja. ―Esto está mal, muy mal.
―No hemos logrado ver al enemigo. ―Ikal se les unió. ―Los guerreros que salieron de la aldea para localizarlos murieron. ―Tanok maldijo, ¿Qué coño estaba pasando?
―No podrán con ellos. ―Dijo Enola sin mirarlos. ―Quien se enfrente a ellos solo buscará una muerte segura. ―Miró a Tanok. ―Son guerreros poderosos enviados por los dioses. Los tres fuertes, así se hacen llamar. ―Les informó. ―Vienen por mí y no se marcharán hasta que me capturen.
―Entonces pelearemos sin importar nada. ―Tanok estaba dispuesto. ―Si dices que no tenemos oportunidad con ellos, hay que salir de la aldea y enfrentarlos afuera, somos lo suficiente para detenerlos hasta que tú huyas con nuestros hijos.
―¿Cómo podría yo sacrificar a todos por mi propia vida? ―Lo miró estupefacta. ―No aceptaré una locura como esa, si van a pelear yo lo haré con ustedes.
―Diosa. ―Ikal la miró a los ojos. ―Nadie nos está obligando a nada, cada guerrero aquí está dispuesto a dar la vida por usted. ―Sonrió levemente. ―Es un juramento que hacemos los guerreros cuando nos nombran, no romperemos esa promesa ahora que ha llegado el día. ―Enola miró a cada miembro y su negatividad incrementó.
―No me iré. ―Dio un paso al frente. ―Si van a morir por mí, lo harán porque luchan a mi lado. ―Miró a su alfa. ―Voy a sanar a Kato, él será fundamental para el plan que tengo en mente. ―Tanok se quiso negar por completo, pero sabedor de que ella luchará hasta el final, decidió apoyarla. No serían la pareja más fuerte y temeraria si no lucharan codo a codo.
Los guerreros dejaron de atacar al ya no sentir la presencia de la Diosa y al saber que una débil barrera los aislaba de cualquier cosa que pudiera intentar ingresar al lugar. Los tres hombres se sentaron bajo un árbol y miraron el cielo.
―Los Dioses están molestos. ―Dijo uno de ellos. ―Meses nos ha tomado llegar a ella. ―Se burló de él mismo.
―Vamos, Aquiles, no te tortures. ―Perseo inició a jugar con el pasto. ―Esto será muy fácil, son solo hombres lobos. ―Se relajó. ―¿Qué deberíamos hacer ahora? ―Miró a sus compañeros.
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