Alaia
Llamo rápidamente a emergencias en lo que salimos de la habitación y solo basta con que bajemos las escaleras para ver el humo extenderse en el primer piso, dentro del caos, las mujeres corren para salir de la casa junto a los niños, el humo entra a mis pulmones a pesar de que he tomado mi chaqueta para cubrir mi nariz.
—¡Ash! ¡Tino! —grito mientras escucho el llanto de varios niños y mi corazón se estruja dentro de mi pecho, necesito saber dónde están mis hijos.
Humedezco la chaqueta para poder respirar dentro de la casa, continúo buscando a mis hijos y ayudando a las chicas para que salgan y se pongan a salvo.
—¡Alaia! —por fin escucho a Ash.
—¡Ash! —digo y seguimos diciendo nuestros nombres para guiarnos y poder encontrarnos.
—¿Dónde están mis hijos? —cuestiono abrazándola y tosiendo.
—Alicia tiene a Noah lo dejé con ella para venir a buscarlos, pero no encontramos a Tino y a Alana, estaban en la sala, antes de que todo comience —un gran temor me invade mientras las llamas ahora están llegando a dónde estamos y el humo comienza a invadir el segundo piso.
—Por favor, ve con las chicas y con Noah, debe de estar muy asustado, encontraré a mi hija y a Tino.
—Alaia… —le cuesta respirar—, ve, los bomberos no deben de tardar, digo sintiendo la angustia por mi niña —, por favor, cuida a mi hijo —digo y camino a gatas para evitar el humo cuando llego a la sala, mis ojos comienzan a irritarse, pero eso no me detiene, solo quiero ver a mi hija a salvo.
—¡Tino! —grito cuando llego a un par de puertas, solo hay humo, el fuego no ha llegado hasta aquí —¡Tino! —grito con más fuerza.
—¡¿Princesa?! —Tino habla.
—¿Dónde están? —grito.
—En el estudio, Alana está conmigo, estamos bien, pero no puedo abrir la puerta, se cerró cuando entramos, hay dos ventanas, pero están cubiertas con madrera, no hay nada aquí que pueda usar para abrirlas.
Puedo detectar el sonido de su voz detrás de una de las puertas.
—Alana, cariño, mami está aquí —le hablo a mi hija aguantando las ganas de llorar, necesito abrazarla, saber que está bien.
—Mami —escucho su voz, no está llorando, pero sé que está muy asustada.
Comienzo a forcejear la puerta y busco algo con que abrirla, logro ver una vieja silla de metal, golpeo la cerradura con fuerza y logro moverla.
—¡Alaia! —escucho una voz lejana.
—¡Aquí! —grito varias veces y como puedo y vuelvo a golpear la cerradura, la silla se rompe despues de eso.
Cuando noto que una pierna le da un fuerte golpe a la puerta y esta se abre cayendo en el proceso.
—Tenemos que salir de aquí —habla y levanto la mirada para quedar sorprendida al verlo.
Nick
—Tenemos la ubicación —entra Will a mi oficina mirando algo en su teléfono.
No hace falta que diga nada más, me pongo de pie y salimos para ir a mi auto.
—La casa está en muy mal estado, no sé cuántas personas sean, pero ya pedí lo necesario para traerlos, de verdad que el viejo se pasó esta vez, no tiene escrúpulos —dice Will y sé que es capaz de eso y cosas peores.
Conduzco a gran velocidad, sintiendo que debo llegar a esa casa pronto, me importan muy poco las señales de tránsito.
Salimos de la ciudad y pasa media hora cuando llegamos a un pueblo y varios minutos más para que el GPS nos muestre que estamos cerca de la ubicación señalada. Pero el humo que vemos salir desde ahí hace que Will y yo nos miremos.
—¿Qué carajo? —Will dice y acelero más mi auto para detenernos frente a la casa en la que las mujeres corren de un lado a otro, los niños estan reunidos en un lugar, los bomberos están moviéndose de un lado a otro, vemos a algunas chicas y niños que estan siendo atendidos.
Busco a la persona encargada, necesito saber que todos están bien, pero un rostro conocido hace que sienta una desagradable sensación en mi pecho.
—¿Asher? —este está mirando a la casa con preocupación y tiene a… ¿Mi hijo?, en sus brazos.
—¿Nick?
—Noah —me acerco a él para cargarlo, se ve atemorizado, pero se aferra a mí cuanto lo presiono contra mi pecho.
—¿Alaia, Alana? —pregunto y mi mirada recorre el lugar con premura, buscando entre las mujeres y los niños, es muy raro que no estén juntos.
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