La fiesta de compromiso se celebraba en el hotel más prestigioso de la Ciudad del Sur, el hotel Ao Fei. Se celebraba en el jardín del hotel ubicado en el último piso. Se rumoreaba que solo algunos privilegiados de la Ciudad del Sur tenían permitido recibir invitados en el jardín del último piso.
Yan Wan tenía puesto un elegante vestido blanco adornado con diamantes. Estaba maquillada de forma exquisita, se veía muy hermosa y exótica. Entró a la sala principal del hotel y se dirigió hacia el elevador. Había un cartel de la boda de otra pareja. Conocía muy bien a esa pareja; era su exnovio y su némesis de sus años de universidad. De todos los días del año y de todos los hoteles en la Ciudad del Sur para celebrar su boda, su exnovio tenía que escoger el mismo día y el mismo hotel que ella. Yan Wan empalideció. Sintió un dolor punzante en el pecho ya que la situación le parecía irónica.
—Yan Wan, ¡¿qué estás haciendo aquí?! —se escuchó la voz de una mujer en la sala principal.
Furiosa, Ou Nuoya, con un vestido de boda blanco, se hizo camino hacia Yan Wan. El novio iba detrás de ella con su traje y zapatos de vestir; era Si Nan, su exnovio.
Miró a Yan Wan, confundido, mientras apretaba despacio los labios. Mientras Yan Wan los miraba, se le vinieron a la mente recuerdos de su traición, y sintió un escalofrío por la espalda. Ou Nuoya se acercó y miró el vestido de Yan Wan, su rostro enrojeció por el enojo.
—¿No has tenido suficiente? ¡Si Nan te dejó! ¡Date por vencida! ¿No te da vergüenza aparecer aquí? —gritó Ou Nuoya.
Su arrebato atrajo la atención de miradas no deseadas. Algunos miraron con disgusto a Yan Wan, mientras otros murmuraban por lo bajo. Yan Wan sentía náuseas y les lanzó una mirada asesina a los dos; se percibía el enojo en su tono de voz.
—No se crean tan importantes. No tengo ningún interés en su boda —replicó Yan Wan.
—¿Por qué estás aquí entonces? Ese vestido es para bodas y fiestas de compromisos —dijo Ou Nuoya con sarcasmo mientras la trataba con desprecio—. Es evidente que no te has dado por vencida con Si Nan, o no estarías aquí. ¿O quieres decirme que estas comprometida con el señor Huo? —continuó.
Había solo dos banquetes esa noche. El compromiso de familia Huo y la boda de la familia de Si. Bajo la el punto de vista de Ou Nuoya, Yan Wan ni siquiera podía asistir al banquete del compromiso de la familia Huo, mucho menos estar comprometida con Huo Lichen.
La dama de honor de Ou Nuoya ridiculizó a Yan Wan con desprecio.
—El señor Huo es un hombre de gran importancia. Tú eres una mujer sin nada que mostrar. ¿Quién eres tú para estar comprometida con un hombre como el señor Huo? —dijo la dama de honor. Se enfrentaron a ella y se turnaron para humillarla con palabras.
A Yan Wan le hervía la sangre por el enojo y le temblaba el cuerpo. Quería refutarlas, pero sabía que nadie le creería. No en ese momento.
—Di en el clavo, ¿no? Yan Wan, admítelo. ¡Estas aquí para seducir a Si Nan! —dijo Ou Noya muy enojada mientras señalaba a Yan Wan—. Si Nan y yo ya estamos casados, pero tú todavía sigues siendo una molestia. ¿No tienes vergüenza?
Las personas que estaban allí comenzaron a chismosear y señalar a Yan Wan. En esa situación, Yan Wan parecía la tercera en discordia.
Si Nan estaba parado allí sin decir nada. Lanzó una mirada acusatoria a Yan Wan y murmuró:
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