Amor Adictivo de CEO romance Capítulo 1035

Jebediah no pudo soportarlo más. De repente se levantó y saltó de la cama, luego golpeó su fuerte puño contra la ventana.

¡Crac!

El fuerte vidrio templado similar al metal se hizo añicos, convirtiéndose en innumerables pedazos de vidrio y se derramó en el suelo como una cascada.

Jebediah no podía molestarse con el dolor en su mano. Se dio la vuelta y caminó hacia la puerta.

La sonrisa en los ojos de Lorraine gradualmente se volvió fría mientras lo miraba, alejándose más y más.

Tan pronto como Jebediah se fue, una enfermera que había escuchado el ruido entró corriendo a la habitación presa del pánico.

“Señorita Larson, escuché un fuerte estruendo. Está… ¡Ah! La ventana se rompió. ¿Qué pasó?”.

Lorraine sacudió la cabeza suavemente.

“Estaba profundamente dormida. Ese ruido fuerte fue el que me despertó. Cuando abrí los ojos, vi que la ventana estaba rota. Yo misma quisiera saber que sucedió”.

…

“Zachary… ¡No te acerques más! ¡Zachary!”.

Sotiria se sobresaltó por una pesadilla. Estaba soñando con Zachary otra vez.

Ella se limpió el sudor frío de la frente y miró el reloj de pared. Ahora eran las 9:30 a.m.

Las personas normalmente estarían de buen humor durante los eventos felices y, por lo general, se sentirían somnolientas cuando se sienten deprimidas. Ella se fue a la cama y se quedó dormida alrededor de las 8:00 p.m. anoche. De hecho, durmió más de 12 horas.

Sotiria salió del dormitorio.

Garrison, que estaba sentado en el sofá de la sala, inmediatamente se apresuró a ayudarla cuando la vio.

“La alarma de tu teléfono sonó a las 7:00 a.m. Vi que estabas profundamente dormida y no quise molestarte. Así que decidí quitar tu teléfono que estaba junto a tu almohada”.

Él colocó su teléfono en las manos de Sotiria.

Tres días después.

Sotiria estaba parada frente a las ventanas francesas en ese momento, sosteniendo un pincel en la mano. Sus ojos miraban aturdidos el caballete. Ella había recogido un pincel desde las 9:00 a.m., con la intención de pintar. Ya era casi mediodía, pero el lienzo aún estaba vacío, sin una sola mota de pintura.

¡Toc! ¡Toc! ¡Toc!

Alguien llamó a la puerta.

Sotiria no parecía darse cuenta.

Solo volvió en sí cuando Garrison corrió a abrir la puerta y exclamó: “Lory, ¿qué estás haciendo aquí?”.

Lorraine entró automáticamente antes de que Garrison la invitara a pasar. Ella volteó la mirada hacia Sotiria de inmediato.

“Me gustaría pedirle un favor a mi cuñada”.