Amor Adictivo de CEO romance Capítulo 1059

“¡Zachary, detente ahí!”.

La voz de Charlotte resonó en alto detrás de Zachary.

Antes de que Zachary pudiera volver a sus sentidos, Charlotte llegó frente a él y se arrojó a sus brazos.

Los ojos de Zachary inmediatamente se llenaron de una mirada apocalíptica.

Estuvo a punto de alejar a Charlotte, pero ella le echó los brazos al cuello antes de que pudiera tocarla, se puso de puntillas, levantó la cabeza y lo besó apasionadamente en los labios…

“Mmm…”.

La mente de Zachary inmediatamente se quedó en blanco.

Mientras tanto, su corazón frío, duro y helado, que había muerto hace mucho tiempo, inmediatamente se sintió como si hubiera revivido y empezó a latir salvajemente en su pecho.

Sin embargo, ese sentimiento solo duró un instante. Él agarró con frialdad el cuello de Charlotte en el siguiente segundo y la empujó con fuerza.

“¡Ah!”.

Usó tanta fuerza que Charlotte tropezó tres pasos hacia atrás y cayó al césped de un golpe.

Había un dolor ardiente en su cuello, y una huella roja y sangrienta estaba estampada en su piel clara, cada vez más obvia…

“Zachary…”. Ella lo miró herida.

Sin embargo, los ojos de Zachary eran como cuchillos. Su voz era tan fría que parecía que podía atravesarla.

“Dejaré pasar todo esto solo esta vez, debido al hecho de que eres mi cuñada. Si esto vuelve a suceder, te haré sufrir”.

Él la dejó ahí, levantó sus pies y se alejó sin mirar atrás.

Charlotte sentía el dolor de un cuchillo dentro de su corazón mientras observaba su figura fría y distante. Casi perdía el control y empezaba a llorar.

Ella no le dolía que Zachary la tratara de esa manera.

Su coche estaba estacionado afuera de la entrada, y la puerta de su coche todavía estaba abierta.

Ella estaba a punto de meterse en el coche cuando una voz familiar de repente sonó detrás de ella. “Sotiria Green, simplemente no te entiendo. ¿Qué diablos estás haciendo?”.

Charlotte reconoció inmediatamente la voz: era Lucas.

Ella no se dio la vuelta. En cambio, se enderezó y colocó su pequeña mano blanca como la nieve en la manija de la puerta del coche.

“Luke, ¿no es obvio? ¡Estoy coqueteando con tu Segundo Amo!”.

“¿Coqueteando con él?”.

Lucas no sabía si reír o llorar.

“¿Se te cayó un tornillo? Le pediste al Segundo Amo que se casara con la Señorita Larson en el hospital ese día. Te aconsejé amargamente que lo consolaras, y casi me arrodillé frente a ti ese día, pero te negaste a darte la vuelta. Ahora, el Segundo Amo y la Señorita Larson están casados, ¿y has regresado para coquetear con él? ¿Qué diablos estás tramando?”.