Amor Adictivo de CEO romance Capítulo 1062

Charlotte estacionó el coche al costado de la calle, sacó su teléfono y marcó una serie de números.

El número de teléfono era el de su padre.

Charlotte no había visto a su padre en los últimos cuatro años más o menos. Por lo tanto, ella no sabía cómo estaba su padre ahora. Ni siquiera sabía si todavía estaba vivo.

Pasó mucho tiempo antes de que se conectara la llamada.

“¿Aló?”.

Al escuchar su voz, Charlotte casi deja caer su teléfono debido a la emoción.

“¿Aló? ¿Quién es? ¿Por qué no hablas?”. La voz suave y amable de Walter volvió a sonar en los oídos de Charlotte.

Ella lanzó un suspiro de alivio y trató de mantener la calma. “Hola, soy una amiga de Charlotte cuando aún estaba viva. ¿Podría verte?”.

“¡Carlie! ¿Eres tú? ¡Carlie!”. Walter, que estaba al otro lado de la llamada telefónica, estaba tan emocionado que le temblaba la voz.

Charlotte se quedó estupefacta.

Luego escuchó el suspiro de Walter, y él continuó diciendo: “Lo siento, tu voz se parece a la de Carlie, así que estaba un poco confundido cuando escuché tu voz. ¡Uf! Carlie… Nos ha dejado por un lugar mejor desde hace cuatro años… Dijiste que querías verme, ¿verdad? Estoy en casa ahora. Te enviaré mi dirección en un momento. Puedes venir y reunirte conmigo cuando sea conveniente para ti”.

Charlotte sonrió. “Sé dónde vives. No tienes que enviarme la dirección”.

Después de colgar el teléfono, encendió el coche, rápidamente dio la vuelta y condujo hacia el este.

“¡Uf, no hablemos de eso!”. Alfred sacudió la cabeza repetidamente. “Lo más doloroso del mundo es que un padre vea morir a su hijo antes que él. Además, cuando la señorita estaba viva, el amo siempre la había considerado como la niña de sus ojos. Después de la muerte de la señorita, el amo ha estado sufriendo de depresión. Él dejó la Corporación Simmons en manos de otros. Y rara vez ha salido o incluso paseado por el patio durante estos cuatro años. Se encierra en la casa todos los días y vive con tristeza mientras mira la foto de la Señorita Simmons”.

Charlotte podía sentir un ardor intenso en su cavidad nasal y casi empieza a llorar.

Ella aceleró el paso y entró en la sala con Alfred.

De lejos, vio a Walter parado frente a la ventana francesa, fumando, y el cenicero a su derecha, que estaba lleno de colillas.

Charlotte sabía que su padre no fumaba en ese entonces.

Ella caminó directamente hacia Walter. “Hola, Señor Simmons”.