Amor Adictivo de CEO romance Capítulo 1268

Walter, quien estaba decidido a ganarse el favor de Kourtney, la llamó de inmediato.

Un Bugatti rojo entró en el patio unos diez minutos después.

¡Clac!

La puerta del coche se abrió.

Walter se apresuró a saludar a Kourtney cuando salió del coche.

“Koko, ¿llegaste aquí tan pronto? ¿No te dije que te cuidaras y no condujeras tan rápido?”.

Kourtney le dio a Walter una mirada arrogante.

“Mi forma de conducir es asunto mío. No es tuyo”.

Walter no estaba para nada enojado. Continuó mirando a Kourtney con amor en sus ojos.

“Koko, sé que nos vimos hace solo unas horas, pero estoy muy feliz de verte de nuevo. Realmente espero verte todos los días de ahora en adelante”.

Kourtney levantó las cejas con desdén e ignoró a Walter.

Charlotte, que estaba junto a Walter, se enfureció.

'¿Ven?'.

Kourtney creía que podía lastimar a su padre de la forma que quisiera y no importaría porque su padre la amaba hasta el infinito.

“Koko, ¿sabes? Yo…”.

“¡Papá, suficiente!”.

Charlotte interrumpió a Walter y empujó suavemente su brazo.

“¡Ja! ¡Hecho!”.

Kourtney sonrió encantadoramente, como si hubiera recibido la mejor noticia del mundo.

Ella levantó su rostro, que parecía el rostro de una joven de 18 años debido a su exquisito maquillaje.

“Charlotte, ¿no te has dado cuenta de que eres tan estúpida como ese viejo de Walter? Me vi obligada a suplicarle porque me obligaste a un callejón sin salida. Estoy muy feliz de cortar todos los lazos con él y nunca volver a hablar con él”.

Charlotte sintió como si alguien la hubiera agarrado violentamente por el cuello. Sus labios temblaron y no pudo decir otra palabra.

“Oh, hablando de pedirle ayuda a Walter, sé lo devoto que es hacia mí y que te obligaría a hacer esto mientras se lo suplicara. Oh, Charlotte, por mucho que lo intentes, no puedes lastimarme. ¿No te viste obligada a hacer esto por el bien de tu padre? ¡Ambos son tan patéticos!”.

Kourtney encendió el motor de su coche y se alejó tan pronto como terminó de burlarse de ella.

En ese momento, Charlotte perdió el control. Las lágrimas corrían por su rostro como si le hubieran cortado los conductos lagrimales.