Amor Adictivo de CEO romance Capítulo 1329

“Te torciste el tobillo, así que definitivamente te dolerá. Carlie, espérame aquí. Regresaré en un segundo”. Jezabel corrió hacia el río después de decir esto.

Charlotte miró a Jezabel aturdida.

En poco tiempo, Jezabel llegó a la orilla del río y rasgó un trozo de tela de unas cuatro pulgadas de largo y dos pulgadas de ancho de su falda. Después de absorber un poco de agua del río con la tela, rápidamente corrió hacia Charlotte y envolvió la tela alrededor del tobillo de Charlotte.

“Uff…”. El frío repentino en su piel hizo que Charlotte temblara un poco.

Sin embargo, en el momento en que el escalofrío penetró en su tobillo torcido, el dolor que la había estado afectando se disipó instantáneamente, seguido de una sensación de alivio.

Al ver que Charlotte ya no estaba adolorida, Jezabel respiró aliviada.

“Me torcí accidentalmente el tobillo una vez que bajé una escalera. El doctor dijo que siempre se debe aplicar una compresa fría inmediatamente después de un esguince. Puedes intentar pararte ahora para ver si puedes hacerlo por tu cuenta”.

Charlotte trató de ponerse de pie y lo hizo con facilidad. Lo que fue aún más sorprendente fue que solo sintió un poco de dolor cuando cambió su peso sobre su pie derecho mientras intentaba caminar sola. Aparte de eso, nada más se sentía extraño.

“Parece que tu lesión no fue demasiado grave. Solo necesitarás unas cuantas compresas frías más y estarás recuperada”, dijo Jezabel mientras la ayudaba. “Pero aún tendrás que evitar hacer ejercicios extenuantes y vigorosos tanto como sea posible para que te puedas recuperar por completo. Vamos, te ayudaré a encontrar un lugar para descansar”.

Charlotte asintió entre lágrimas. “¡Jez, gracias!”.

Jezabel le sonrió cortésmente. “Te dije que me caías bien, así que no tienes que ser tan cortés conmigo”.

Charlotte no dijo nada, pero sus ojos se veían emocionados.

La voz continuó hablando con indiferencia. “En ese caso, deseo hablar con la Señorita Simmons ahora. No es asunto tuyo, así que deberías dejarla en paz y marcharte, ¿no crees?”.

“Tú…”. Jezabel estaba tan furiosa que se sonrojó desde la frente hasta el cuello y se quedó sin palabras por un momento.

Charlotte miró frente a ella y a su izquierda, solo para darse cuenta de que la persona que estaba hablando era Julius.

Apuesto y extraordinario, él vestía una elegante camisa blanca. Su cabello y sus cejas perfectamente curvadas eran tan oscuros como si hubieran sido teñidos con tinta negra. Su rostro era delicado, exquisito e impecable. Se veía tan perfecto como un personaje de una historieta.

Charlotte quedó en trance por un momento, mirándolo y apreciando su belleza. Luego dijo después de volver a sus sentidos: “Dijiste que querías hablar conmigo. ¿De qué querías hablar?”.

El hombre, que se veía tan perfecto como un personaje de historieta, abrió sus delgados labios, luciendo despreocupado. “Estoy aquí para recordarte que estés atenta y tengas cuidado de la mujer que está a tu lado. No te conviertas en presa de sus garras sin saberlo”.