Amor Adictivo de CEO romance Capítulo 1395

Sin embargo, esos hombres insistieron en mantenerlos en esa oficina e interrogarlos durante casi tres horas.

Cuando Charlotte fue liberada, sentía como si su espalda estuviera a punto de romperse por estar sentada en esa silla.

Lucas y el mayordomo de Annalita, Johnson Leroy, estaban esperándolos afuera de la entrada, luciendo muy tristes. Johnson corrió hacia Charlotte y el resto cuando vieron que se dirigían hacia él.

“Señora, ¿por qué la detuvieron? ¿Va a estar bien?”, Johnson preguntó preocupado mientras ayudaba a apoyar a Annalita.

Annalita sacudió la cabeza y respondió casualmente: “No lo sé”.

La mirada de Johnson se llenó de tristeza cuando vio el rostro demacrado de Annalita. “Está bien, Señora. Ha estado de mal humor últimamente, así que no hablemos de cosas tan molestas. Vamos a casa”.

“Sí. Casa…”, Annalita respondió con calma. Ella caminó temblorosamente hacia el Ferrari, que estaba estacionado cerca, con la ayuda de Miranda y Johnson…

Cuando pasó junto a Charlotte, simplemente la miró, pero no dijo nada.

Ver a Annalita en este estado hizo que el corazón de Charlotte le doliera.

Esta era la primera vez que veía a Annalita desde la muerte de Jebediah.

Charlotte sabía que la muerte de Jebediah fue un gran golpe para Annalita, pero no esperaba que la afectara tanto…

En el pasado, debido al mantenimiento adecuado, Annalita parecía diez años más joven que su edad real. Después de perder a su querido hermano, parecía haber envejecido veinte años en un abrir y cerrar de ojos. Solía ​​ser entusiasta y llena de vida, pero ahora parecía retraída y silenciosa…

¡Todo esto era culpa de Lorraine!

Zachary, que permaneció muy silencioso, finalmente habló cuando Charlotte salió del coche.

“¿Te sientes agraviada porque te llevaron los agentes por mi culpa, niñita?”.

Charlotte sonrió con indiferencia.

“¡Oye! ¿Qué estás diciendo? Zachary, eres el demonio de Rothesay. Todas las chicas quieren ser tu esposa. Eres el soltero más codiciado del mundo. Estoy feliz de compartir tus cargas. ¿Quién sabe? Tal vez pueda usar esto para presumir una vez que todo haya terminado”.

Zachary entrecerró sus ojos helados y cristalinos por un momento antes de hablar de nuevo. “¿Recuerdas lo que me dijiste?”.

“¡Por supuesto!”. Charlotte asintió. Luego, sacudió la cabeza con picardía. “Pero… Jejeje… Te he dicho muchas cosas. ¿De cuál estás hablando?”.