Amor Adictivo de CEO romance Capítulo 1404

“La sirvienta me dijo que llegaste hace horas. Me estabas cuidando mientras dormía”. Zachary apareció frente a Charlotte en un abrir y cerrar de ojos. Era alto y tenía piernas largas después de todo.

Por lo general, vestía un traje negro bien planchado, lo que hacía que su ya elegante cuerpo fuera aún más frío y escalofriante. Mirarlo era aterrador…

Ahora, estaba usando un pijama. Qué escena tan peculiar. Lo hacía parecer algo etéreo, como un dios griego.

Charlotte lo miró enamorada, deteniéndose por un largo tiempo antes de encontrar su voz.

“Eh… ¡sí!”.

“¿Por qué?”, preguntó Zachary.

“Pues, escuché que la has estado pasando muy mal y estaba preocupada. Lucas me dijo que estabas en casa esta mañana, así que vine a verte”. Ella hizo todo lo posible para ocultar sus sentimientos. La sonrisa de Charlotte era superficial y dulce.

Tan pronto como dijo esto, vio una calidez que se asemejaba al sol amaneciendo en la mirada generalmente fría de Zachary.

Ella pensó que Zachary estaría de mal humor. Después de todo, era muy ambicioso y ahora estaba recibiendo muchos golpes crueles. Para su sorpresa, Zachary se las arregló para emanar calidez en un momento como este.

Entonces, la sombra frente a ella se movió. Zachary tomó suavemente sus manos temblorosas.

“¿Quién te dijo que lo estoy pasando mal, niñita? Mientras te tenga a ti, toda la frustración causada por mi trabajo no significa nada”.

Charlotte sintió como si un gran agujero se abriera en su corazón. Enterró la cabeza en los brazos de Zachary y lo abrazó con mucha fuerza, empezando a llorar y empapando el pijama limpio de Zachary. Sus lágrimas se filtraron a través de la tela y sobre su pecho.

Ella colocó esta alarma como un recordatorio para encontrarse con Jezabel en la estación de tren occidental. Esta era la segunda alarma, lo que significaba que estaba un paso más cerca de dejar Rothesay.

“Bien”. Zachary no la cuestionó. En cambio, sostuvo su pequeño rostro con su mano derecha y le limpió las lágrimas con los dedos. Luego, le pellizcó suavemente la mejilla y dijo: “Independientemente de cuán urgente sea tu asunto, maneja lento y está segura”.

Charlotte contempló su apuesto rostro divino y sus dulces ojos y sintió el calor de su palma. Empezó a llorar de nuevo, pero resopló y sonrió. “No te preocupes, tendré cuidado”.

Luego, se dio la vuelta y se metió en el coche.

Zachary se quedó en el mismo lugar, observándola mientras se alejaba.

Ella sabía que Zachary estaba allí, pero tenía demasiado miedo de volver a mirarlo.