Amor Adictivo de CEO romance Capítulo 22

El cuerpo de Zachary Connor se puso rígido. Por un momento, él se quedó inmóvil, de forma aturdida.

Charlotte lo dio todo. Se lanzó a los brazos de Zachary y envolvió sus brazos alrededor de su cuello antes de besarlo con más fuerza y profundidad.

Todos estaban atónitos. Ver esto era incluso más aterrador que ver una película de terror.

Pasaron al menos tres segundos antes de que Zachary saliera de su aturdimiento.

Él empujó a Charlotte violentamente y le estranguló el cuello con la mano derecha.

"Mujer, ¡¿tienes ganas de morir?!".

La poderosa fuerza del hombre hizo que Charlotte sintiera que su cuello estaba a punto de romperse.

Ella no podía respirar ni emitir ningún sonido. Lo que la asustó aún más, eran los ojos diabólicos de Zachary. Él apretó sus dientes blancos con tanta fuerza que rechinaron. Incluso el aliento que exhalaba por la boca y la nariz estaba frío.

Charlotte sabía que había enfurecido a la bestia de Zachary Connor.

No le cabía duda de que Zachary la estrangularía hasta la muerte.

Todos estaban asustados por la rabia de Zachary Connor, y nadie se atrevió a avanzar para detenerlos.

El tiempo pareció detenerse.

Charlotte sintió como si su alma estaba saliendo lentamente de su cuerpo y su conciencia se volvía cada vez más confusa.

Justo cuando ella pensaba que iba a morir, Zachary la soltó.

Charlotte perdió su soporte y se derrumbó en el suelo con un ruido sordo. Luego, inhaló bocanadas de aire con avidez. Cuando finalmente se recuperó de su aturdimiento, ella vio a Zachary caminando rápidamente hacia el baño.

Todo el vestíbulo estaba horrorizado. La gente miraba a Charlotte como si fuera una prisionera a punto de ser condenada a muerte.

Bueno, el Señor Connor ciertamente había conocido a mujeres locamente enamoradas, pero nadie había visto a alguien tan loca como Charlotte Simmons.

El silencio en el vestíbulo era sofocante.

¡Ningún ser humano en su sano juicio se haría esto a sí mismo!

Las expresiones de las personas que miraban a Charlotte cambiaron de simpatía a confusión, pero a Charlotte no le importaba.

Ya no le importaba la vida o la muerte. Dado que ella había tenido el descaro de provocar a Zachary Connor, el diablo disfrazado, ¿qué más tenía que perder?

Ella nunca se echaría para atrás.

Ahora que había hecho todo lo posible para provocar a Zachary, ¡ella haría todo lo que pudiera!

Mientras tanto, Zachary estaba de pie frente al fregadero.

El grifo estaba abierto al máximo, y él se frotaba los labios con las palmas una y otra vez. Él se cepilló los dientes vigorosamente de forma repetida hasta que su boca comenzó a sangrar.

Sin embargo, él no podía quitarse el aliento que Charlotte Simmons le había dejado.

Su aliento había sido tan ligero como la manzanilla, pero como un hechizo. Le recordó al aliento que le había hecho perder el control diez meses atrás. El beso de Charlotte parecía haberle penetrado el alma y no había forma de eliminarlo.