Amor Adictivo de CEO romance Capítulo 257

“Eventualmente tendrás respuestas a estas preguntas. Sin embargo, la persona que te las debería dar es Zachary, no yo".

Charlotte se inquietó aún más después de escuchar lo que había dicho su padre.

"Papá, no lo entiendes. Zachary es como un enorme bloque de hielo. Es como si tuviera los labios cosidos y no tienes idea de lo difícil que es hacerlo hablar. No hay forma de que me lo diga incluso si le pregunto...".

"No te lo dice porque cree que aún no es el momento adecuado", intervino Walter, interrumpiéndola.

“Carlie, puedo ver que hay muchos malentendidos entre ustedes. No es un bloque de hielo. Es solo que sabe qué decirte y qué no. Además, esas viejas historias no son algo que enorgullezcan a tu madre y, si las conoces, tampoco serían algo bueno para ti".

Charlotte se sintió tan exasperada que pisoteó con fuerza. “Papá, ¿estás bromeando? No me estás diciendo nada, pero me estás haciendo sentir aún más curiosa. ¡Es mejor que no digas nada!".

"¡Bien! ¡Bien! Papi no lo decía en serio, así que perdóname, ¿de acuerdo?”, dijo Walter mientras frotaba la cabeza de Charlotte.

“Además, Carlie, está bien bromear de vez en cuando, pero cuando llega el momento de ser serio, tenemos que ser serios. Ahora mismo te digo, no debes llamar a tu madre por su nombre como si fuera una extraña. Aunque haya hecho algo mal, debes respetarla tanto como me respetas a mí".

"Papá…".

Charlotte levantó la cabeza para mirar al hombre benevolente frente a ella, sus ojos llenos de dolor.

“¿Has olvidado cómo te traicionó? ¿Has olvidado lo cruel que fue? Después de todos estos años, ¿tienes idea de con cuántos hombres se ha acostado? Ella es una p*rra, una p*ta...".

"¡No te atrevas a llamarla así!". La voz de Walter se convirtió en un gruñido.

Las lágrimas comenzaron a caer de los ojos de Charlotte.

"Ay... Lo siento, Carlie. Por favor perdóname. No debería haberte gritado". Walter se llenó de remordimiento y tristeza cuando la vio llorar.

Estaba preocupado por ella. El viento era particularmente fuerte y frío esta noche. Su cabello y ropa revoloteaban con el viento, le preocupaba que con su cuerpo frágil, se la llevaría el viento.

Charlotte le ofreció una sonrisa leve y dijo: “Si quieres dormir, puedes irte a dormir primero. Voy a esperar aquí".

El guardaespaldas no pudo evitar suspirar por dentro.

Charlotte se quedó frente a la puerta durante toda la noche.

Hacía mucho que había pasado el amanecer. Se negó a marcharse incluso después de que los sirvientes vinieran a llamarla para desayunar. Seguía mirando hacia el final del camino que conducía a la puerta de su casa.

Después de un largo rato, que parecía una eternidad, un lujoso Ferrari apareció en la carretera y se dirigía a su casa a toda velocidad.

Fue solo entonces que los nerviosos tensos de Charlotte finalmente se relajaron.