Amor Adictivo de CEO romance Capítulo 548

Los tres hombres se miraron en silencio.

Después de unos segundos, todos estallaron en un ataque de risa, lo que provocó que Tiffany pisoteara sus pies con frustración. “Ustedes son tan aburridos. ¿Qué es tan gracioso? El Señor Valentine me pidió que viniera aquí, así que vine. Como nadie admite ser su cliente, no es culpa mía. ¡Adiós!”.

Ella se dio la vuelta y estaba lista para irse.

El viejo calvo entre los tres hombres preguntó con voz lúgubre: “Pero Señorita Miller, ¿cómo esperas que te demos una respuesta si has hecho la pregunta incorrecta?”.

El rostro de Tiffany se quedó en blanco. “¿De qué estás hablando?”.

El viejo no dijo nada.

Otro hombre, alto y larguirucho, entrecerró los ojos, examinándola de pies a cabeza con una sonrisa maligna bailando en sus labios.

“Preguntaste cuál de nosotros es el cliente que Jebediah te pidió que sirvieras. Pero, ¿cómo se supone que vamos a responder a tu pregunta cuando los tres somos los clientes que Jebediah te pidió que sirvieras?”.

La punta del dedo de Tiffany tembló.

Charlotte, que los estaba espiando desde el tercer piso, también tembló. En cuanto a Bryson, él estaba acostado sobre su lado derecho y se estaba concentrando en filmar la escena en la sala desde el primer piso con su celular.

“Escuchamos de Jebediah que vamos a estar muy satisfechos, aunque estás delgada como un palillo y te ves frágil. Esa es la razón por la que te elegimos, ¿y ahora qué? ¿Nos vas a decepcionar?”.

'Ssshh…'.

Aunque Tiffany era una mujer arruinada, Charlotte pensó que ella no estaría de acuerdo con eso…

Sin embargo, Tiffany era diferente. Ella aceptó su destino abiertamente, ¡y les pareció a ellos que ni siquiera tenía un sentimiento de remordimiento!

Ella era una mujer desvergonzada. Ella se envolvió en un manto de inocencia, jugando con él como un tonto y haciendo que él le diera todo de buena gana.

“Jebediah tenía razón. Realmente no nos decepcionaste”.

Tiffany tomó la iniciativa de acurrucarse en los brazos del hombre. Luego envolvió sus brazos suaves y deshuesados ​​alrededor de su cuello. “Ah, eres tan malo”.

Unos diez minutos más tarde, Bryson tocó ligeramente a Charlotte en el hombro. Luego, bajó la voz y le susurró al oído.

“Es hora de irnos”.