Amor Adictivo de CEO romance Capítulo 65

Charlotte no pudo evitar sentirse decepcionada.

Zachary luego añadió: “Si una persona trata a su enemigo como cualquier otra persona común, no significa que sea una persona noble. Simplemente demuestra que son hipócritas. Por el contrario, si una persona trata mal a su enemigo, no significa que sea deshonorable. Ellos podrían ser buenas personas que puedes diferenciar de quien odiar o amar”.

'¡¿Qué?! ¿Me está elogiando? ¿Está diciendo que soy una persona con una idea clara de lo que odio o amo?'. Charlotte de repente se sintió cálida en el fondo.

“Golpeé a Bryson”, dijo Zachary con frialdad.

“Sí”, respondió Charlotte inmediatamente por reflejo. Al mismo tiempo, ella miró su magnífico rostro por un instante, tratando de adivinar su intención basándose en su expresión.

Entonces, Charlotte se dio cuenta de que era increíblemente estúpido por su parte hacerlo, ¡porque Zachary no tenía expresión en ese rostro paralizado!

Además, estaba inclinado hacia atrás, conduciendo el coche con una postura rígida y recta, como una escultura. Él nunca la miró de principio a fin, por lo que nadie podía saber lo que estaba pensando.

Charlotte solo pudo hacer una suposición descabellada y pensar que tal vez Zachary quería que ella le diera las gracias.

Por lo tanto, ella se encogió de hombros y dijo: “Gracias. Bryson era realmente un dolor en el trasero. Fue tan molesto en ese momento que estuve a punto de darle una patada en el… ¡Ejem! ¡Ejem! En resumen, tu puñetazo fue muy oportuno. Gracias por ayudarme”.

Ella no podía ver la mirada de Zachary. Solo escuchó la voz de Zachary, que era profunda e irónica. “¡¿En serio?!”.

Charlotte asintió. “En serio”.

Antes de que ella pudiera terminar su oración, Zachary pisó el pedal del freno al máximo en un instante.

Los neumáticos chillaron al rozar la calle y el lujoso coche deportivo se detuvo abruptamente en medio de la calle.

La parte superior del cuerpo de Charlotte se movió hacia adelante violentamente, y todo lo que estaba frente a sus ojos parecía haberse convertido en una espiral.

Antes de que ella pudiera recuperarse de la confusión, una mano enorme fue colocada sobre su pecho, y el calor de la palma la arrastró de este trance instantáneamente. Ella luego miró al dueño de la mano en pánico. Zachary…

“¿Qué… qué estás haciendo…?”.