Amor Adictivo de CEO romance Capítulo 733

El corazón de Charlotte parecía haber sido penetrado por una aguja, su cuerpo temblaba ligeramente, pero no se podía ver ningún rastro de emoción en su rostro. “Mocoso, ¿acaso no lo he dejado claro? Déjame en paz. No es asunto tuyo”.

Charlotte apartó la mano de Rufus y siguió caminando.

Rufus la miró fijamente con sus ojos violetas llenos de decepción.

“Oh, sí…”. Charlotte, que recordó algo de repente, giró ligeramente la cabeza. “Escuché de Cora que Yanis Xander ha estado preguntando por ti desde que se enteró de que habías regresado a Rothesay. Creo que ella se arrepiente de haber sido tan cruel contigo hace cinco años. Como has regresado de todos modos, no hay nada que perder si te encontraras con ella una vez antes de irte”.

Una pizca de dolor brilló en los ojos decepcionados de Rufus, pero levantó las cejas frívolamente en el siguiente segundo. “No te preocupes por eso. Ocúpate de tus propios asuntos”.

Charlotte sacudió la cabeza, abrió la puerta y subió al coche.

“Puede que no sepas de esto, pero tu sumamente celoso esposo siempre ha tenido a alguien protegiéndote desde las sombras. Supongo que la persona que te ha estado protegiendo ya le contó a Zachary todo lo que pasó entre Garrison y tú. Aunque odio más a las mujeres infieles, espero que no te mate por el bien de nuestra amistad infantil”.

Al escuchar las palabras de Rufus y encontrarse con su mirada decepcionada, Charlotte sintió una cálida irritación en su cavidad nasal y sus ojos comenzaron a lagrimear. “Mocoso, gracias”.

Después de cerrar la puerta y encender el motor de su coche, las lágrimas comenzaron a caer sobre el volante.

Charlotte siempre había odiado los tranques. Sin embargo, mientras regresaba al Distrito del Divino Santuario, esperaba verse atrapada en un tranque por primera vez en su vida. Y mientras se detuvo en el semáforo en la última intersección que conducía al Distrito del Divino Santuario, solo esperaba que el semáforo permaneciera en rojo para siempre.

No era que no quisiera volver a casa.

Amaba su hogar tanto como amaba a Zachary.

Luego, salió del coche a toda prisa y corrió hacia la sala como si estuviera escapando para salvar su vida.

Corrió hasta el segundo piso como una bala, se hundió en el sofá y ya no pudo mover un músculo.

En el momento en que escuchó pasos provenientes de afuera de la puerta, sintió que su corazón dejaba de latir. Pero sabía que ya no podía escapar, así que respiró hondo en silencio y trató de ponerse de pie con calma.

Zachary entró casi tan pronto como ella se puso de pie. “Escuché que fuiste a ver a Garrison”.

“Sí”. Ella hizo todo lo posible para actuar tranquila y casual.