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Zachary entrecerró los ojos. Levantó suavemente sus cejas oscuras.
“Solo porque lo niegues exteriormente no significa que no quieras en el fondo”.
Sotiria quería llorar, pero las lágrimas no salían. Ella estaba a punto de explicarse cuando la gran mano de Zachary se colocó firmemente sobre su pecho.
“¿No lo sientes, cariño? Tu corazón está en mis manos ahora”.
Si alguien más la hubiera tocado así, Sotiria lo habría abofeteado hace tiempo. Sin embargo, en ese momento, Sotiria no abofeteó a Zachary.
No era porque Zachary la estaba sosteniendo firmemente en sus brazos y ella no podía mover los brazos. Era porque la intención de abofetearlo ni siquiera se le había ocurrido.
Sotiria no tenía idea de lo que le ocurría. Garrison era un gigante perfecto e impecable entre los hombres. Ella era perfectamente capaz de permanecer sobria cuando estaba con Garrison. Pero una vez que estaba con Zachary, sus fuertes defensas se derrumbaban al instante. Había perdido toda fuerza para resistir, incluso si Zachary la acercaba aún más a él.
“¡Mami!”.
Una voz infantil pero melodiosa, como una campana de plata que tintinea, de repente sonó en voz alta.
“¡Naomi!”. Sotiria volvió a sus sentidos al instante. En ese momento, se dio cuenta de que la distancia entre ella y Zachary y su posición era demasiado indecente. Ella entró en pánico y trató de alejar a Zachary.
Sin embargo, Zachary era tan fuerte como una montaña de hielo. Ella pudo haber usado toda su fuerza, pero él no se movía ni un centímetro…
Su brazo derecho todavía estaba envuelto alrededor de su cintura. Su mano izquierda todavía estaba sobre su pecho… Y sus ojos miraban fijamente a la niña que de repente había irrumpido en su casa.
'¡Naomi Green!'.
Aunque Zachary ya la había visto una vez, ver su carita, que era una versión en miniatura del rostro de Charlotte, nuevamente lo hizo sentir como si la conociera por primera vez y que su alma estaba profundamente conmovida.
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