Amor Adictivo de CEO romance Capítulo 832

Sotiria sentía como si alguien la estuviera estrangulando. No tenía idea de cómo había logrado responder.

“¡No! ¡No es verdad! Estás mintiendo. Solo estás tratando de convencerme de que tus acciones en mi contra estaban perfectamente justificadas. Es por eso que has inventado deliberadamente esta mentira para engañarme”.

“Oh, ¿eso crees?”.

Renata se dio la vuelta y miró a los dos hombres feos a su lado. La sonrisa de Renata era amarga y llena de decepción.

“Ya me diste esa bebida. En solo unos minutos, me convertiré en un juguete para estos dos maravillosos hombres, tal como tú querías. ¿De qué sirve inventar una mentira para engañarte?”.

Sotiria no pudo responder.

Sin embargo, ella se negó a rendirse.

Ella había escuchado algunos rumores en los últimos cuatro años, pero Garrison le había dicho que era una mujer buena, pura e impecable por dentro y por fuera. Siempre había creído que no era tan sucia como todos decían.

Sin embargo, recientemente había comenzado a familiarizarse con su pasado oscuro. Era suficiente para llenarla de dudas y tristeza.

Se negó a aceptar que su pasado era tan horrible que incluso se había abalanzado sobre el prometido de su mejor amiga…

En medio de la confusión de Sotiria, la voz elegante y fría de Zachary resonó con indiferencia.

“Yo te he investigado. Esta mujer no está mintiendo. Después de que ella y los miembros de su familia los atraparan a ti y a su prometido en la ducha, su prometido estaba demasiado avergonzado para enfrentarla, por lo que se fue de Rothesay ese mismo día. A partir de ese día, nunca más lo volvió a ver”.

En este punto, Sotiria no tuvo más remedio que creerle.

Renata se rio maniáticamente.

'¡Ya no importa! Sotiria siempre ha sido una mujer irrazonable. Ahora, con el Señor Connor como respaldo, no me dejará ir. También podría reírme mucho de esto y hacer que Sotiria se enfade aún más'.

Sotiria miró fijamente el rostro maníaco y complaciente de Renata y sintió la necesidad de abofetearla.

Sin embargo, justo cuando levantó la mano derecha, se dio cuenta de que no se sentiría mejor, incluso si golpeaba a Renata.

Apartó su mano temblorosa y la metió en su bolsillo.

“Este es el antídoto. Bebe esto y dormirás un poco mejor”.