Amor Adictivo de CEO romance Capítulo 839

“¡Ah, no te acerques más! No… No me quites la ropa. No… ¡No! Ah… Me siento tan caliente. Bésame…”.

La voz de Melina desde el garaje cambió de un tono de resistencia a anhelo.

Luego escucharon oleadas de ruidos que harían sonrojar a cualquiera. Sotiria casi podía adivinar lo que esos hombres estaban haciendo con Melina. Sin embargo, fingió no escuchar nada y con determinación caminó más y más lejos.

Si Zachary no hubiera llegado a tiempo ayer, las cosas que ella y esos dos hombres habrían hecho irían incluso más allá de lo que esos dos hombres le estaban haciendo a Melina. Por lo tanto, no se apiadaría de Melina. ¡Melina se merecía todo esto!

Sotiria, que estaba parada afuera del garaje, solo tenía frialdad en su rostro.

Aproximadamente media hora después, el hombre alto y feo abrió la puerta del garaje y se presentó frente a Sotiria, luciendo muy complacido.

“Señorita Green, debemos agradecerle. La Señorita Shore es una mujer de alta calidad. Se veía tan hermosa durante todo el proceso. Simplemente no podíamos parar. Oh, nos gustaría poder tener otra ronda con ella. Por favor, póngase en contacto con nosotros de nuevo si surge algo como esto…”.

“¡De acuerdo!”.

Sotiria interrumpió fríamente al hombre.

“Quiero ese vídeo que grabaron. ¿Lo hicieron?”.

“Eh… ¡Por supuesto! ¡Por supuesto!”. El hombre asintió profusamente mientras le entregaba a Sotira una memoria USB.

“Hemos guardado nuestra diversión con la Señorita Shore en este vídeo. El proceso… Jeje… Solo puedo describirlo como increíble, Señorita Green. Lo entenderás una vez que lo veas”.

Las comisuras de los labios de Sotiria se torcieron.

Ella no tenía intención de ver este vídeo.

“Nada mal”. Sotiria se negó a darse la vuelta para mirar a Melina. Apretó su agarre en la memoria USB.

“Sin embargo, no estoy completamente feliz. Una vez que le dé el vídeo de tu aventura sexual con esos dos hombres a tu esposo, entonces estaré verdaderamente satisfecha”.

El cuerpo de Melina tembló violentamente, como hierba en el viento.

Hace un momento, a pesar de haber bebido por esa droga y haber perdido la cabeza, todavía podía recordar todo lo que había hecho con esos dos hombres. Las cosas que habían hecho… Ni siquiera había sido tan indecente o exagerada cuando estaba con su propio esposo…

“¡No! ¡No puedes hacer eso!”.

Con solo pensarlo, el rostro de Melina se quedó sin color por el miedo.

“Mario se divorciará de mí si ve esto. Sotiria, ya es bastante malo que les hayas pedido a esos hombres que me humillen. ¡No puedes destruir mi matrimonio!”.