Amor Adictivo de CEO romance Capítulo 941

Zachary era un demonio formidable.

Ella no quería que él tuviera otra confrontación con Zachary por su culpa.

“No te preocupes. Me iré tan pronto como le haga algunas preguntas. Todo estará bien”. Sotiria palmeó suavemente el dorso de la mano de Garrison.

Solo entonces Garrison soltó su muñeca.

Sotiria comenzó a alejarse de nuevo. Llegó al ascensor y confirmó que Garrison ya no podía verla antes de permitir que las lágrimas corrieran por su rostro nuevamente.

Al principio, cuando pensaba que había sido violada por esos dos hombres, su corazón estaba abrumado por la tristeza. Se sentía como si su cuerpo hubiera sido contaminado y sintió tanto asco que quería vomitar. Cuando descubrió que era Zachary quien había tenido sexo con ella, ese sentimiento había desaparecido milagrosamente…

¡Ya no se sentía contaminada!

Sin embargo, pronto surgió un sentimiento de odio aún más fuerte.

Ella no sabía lo que le estaba pasando.

¡Ella odiaba a Zachary!

Sin embargo, no fue porque él la había violado. Odiaba su crueldad hacia ella… ¡Lo odiaba por pisotear imprudentemente su dignidad sin siquiera considerar sus sentimientos, causando que su reputación, que ya estaba plagada de desdén, se desmoronara completamente!

¡Ella necesitaba una respuesta de Zachary!

Quería preguntarle, ¿por qué, después de prometerle que rompería lazos con ella y confirmar que era una serpiente venenosa, todavía quiso dejar una marca imborrable sobre cuando estaba a punto de dejar esta ciudad para siempre?

Sotiria se pasó todos los semáforos en rojo.

Normalmente, el trayecto habría tomado al menos veinte minutos, pero llegó en menos de cinco.

Ella podía ver a Zachary parado en la calle frente al Atelier de Lottie. Se veía alto y robusto, como una joya sin igual. Sin importar dónde estuviera, siempre era brillante y deslumbrante. Nada podía atenuar su brillo.

Sotiria había llorado todo el camino hasta allí. Ahora, su rostro estaba cubierto de lágrimas.

Zachary, que era una cabeza más alto que ella, entrecerró los ojos mientras se burlaba con frialdad.

“Soy una desgracia y no siento vergüenza… ¿Y tú? Cuando te envolviste alrededor de mí como una pequeña serpiente hambrienta, me besaste voluntariamente, me empujaste contra el asiento del inodoro y realizaste una serie de actos imprudentes, ¿no te sentiste avergonzada, deshonrada o apenada?”.

“¡Ba… bast*rdo!”.

Sotiria, que estaba enfurecida por la humillación, había perdido por completo su sentido de la racionalidad. A ella ya no le importaba. Levantó la mano y la movió hacia la cara de Zachary.

Sin embargo, Zachary, que era tan ágil como un guepardo, la atrapó fácilmente por la muñeca. Era realmente fuerte y sus huesos eran tan duros como el hierro. Sotiria sentía que le iba a romper los huesos de la muñeca.

“Suéltame… ¡Suéltame!”.

Sotiria apretó los dientes mientras trataba de zafarse de su agarre.

Sin embargo, Zachary la miró con una mirada fría pero enigmática mientras la sujetaba firmemente. Ella era como un ratón blanco enojado atrapado en una jaula, sintiéndose impotente.