Amor después del matrimonio romance Capítulo 469

"¿Qué dijiste?". Sam estaba sorprendido.

Las pupilas de Yvonne se encogieron y su mente estaba completamente en blanco.

"Ellos... se van a casar...", dijo el Señor Marc de nuevo.

Sam no supo qué decir. Solo pudo mirar a Yvonne y estudiar su reacción.

Pensó que ella se afectaría, pero inesperadamente estaba muy tranquila.

Soltó los documentos con calma y luego dijo en voz baja: “¿Pueden… irse? Quiero calmarme y digerir la noticia sola".

"Yvonne...". Sam estaba un poco preocupado.

Yvonne lo miró sin comprender. "¡Hermano, sal por favor!".

Sam quiso decir algo. Pero al final no dijo nada. Él asintió, luego se fue con el Señor Marc.

Tan pronto como se fueron y antes de que la puerta se cerrara por completo, escuchó un grito de angustia.

Ese grito estaba tan lleno de dolor y desesperación que inquietaría a cualquiera.

El Señor Marc preguntó preocupado: “Señor Smith, ¿estará bien?".

Sam cerró la puerta sin expresión alguna. "Déjala desahogarse".

Dado que el Señor Smith dio la orden, ¿qué más podría haber dicho el Señor Marc? Solo podía suspirar y asentir.

Los dos hombres se apoyaron sobre los de la puerta, esperando en silencio a que la persona en la sala terminara de desahogarse.

Pero la persona que estaba dentro no se detuvo durante mucho tiempo. El Señor Marc se angustió cuando escuchó el sonido de objetos pesados ​​chocando y cayendo al suelo.

Sam fue el único que no reaccionó, como si no lo escuchara. Sus párpados cayeron levemente mientras pensaba profundamente.

No estaban seguros de cuánto tiempo pasó. Finalmente, no hubo movimiento en la sala y se quedó en silencio.

El Señor Marc miró a Sam para preguntarle si quería entrar.

Cuando Sam entendió lo que quería decir, vaciló un momento. Luego, abrió la puerta y entró.

Tan pronto como entraron, el desorden en la sala los sobresaltó.

Nada estaba en su lugar. La cama se había volcado, la colcha de la cama estaba arrugada en la esquina de la pared, mientras que las dos mesitas de noche también estaban boca abajo. Los instrumentos de las mesas estaban esparcidos por el suelo, rotos.

Yvonne había arrojado y empujado todo lo que podía en la sala. No había espacio para que se pararan en la sala.

Yvonne se sentó en el borde de su cama de hospital, de espaldas a Sam y al Señor Marc. Su cuerpo estaba agachado, sosteniendo un cuchillo en su mano. La hoja del cuchillo reflejaba la luz del sol y destellaba fríamente, lo que asustaría a cualquiera.

"¡Yvonne!". Sam estaba asustado por su apariencia y por el cuchillo en su mano. No le importaba si tropezaba con algo en el suelo. Corrió hacia ella rápidamente y le quitó el cuchillo. Dijo furioso: “¿Qué estás haciendo? ¿Quieres suicidarte?".

Cuando Yvonne escuchó esto, rompió a llorar.

¡Tenía muchas ganas de suicidarse!

De lo contrario, no habría tomado el cuchillo.

Pero justo cuando estaba a punto de cortarse la muñeca, de repente le dolió el estómago. Reaccionó instantáneamente y se dio cuenta de que todavía estaba embarazada de su hijo. Si moría, el niño también se iría, así que detuvo su mano a tiempo y no se la cortó.

Al ver que Yvonne realmente quería morir, Sam, que siempre fue amable, finalmente mostró su enojo. "¿Vale la pena morir por un hombre?".

Yvonne se cubrió la cara y lloró aún más fuerte.

Al verla en ese estado, el corazón de Sam se ablandó instantáneamente y ya no pudo estar enojado con ella.