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Capítulo 184
Sigrid estaba desconcertada. "¿Es preciso que estuviera ocupada para tardar en devolverte la llamada?" ¡Aunque tuviera todo el tiempo libre del mundo, no le respondería de inmediato! ¿Quién se creía él?
Si no fuera porque trataba de demostrar que tenía temple de acero ante ese altanero de George, ni se habría molestado en devolverle la llamada.
Edward guardó silencio por un momento antes de explicar el motivo por el que quería hablar con ella: "Se suponía que mi boda con Rebecca se celebraría a mediados de diciembre, pero hace unos días, Rebecca descubrió que estaba embarazada, y no tenemos más remedio que adelantarlo todo. Sabemos que habrá muchos reporteros en nuestro gran día y si ella apareciera con una gran barriga, los medios dirían que nos vimos obligados a casarnos".
Sigrid miró su barriga plana y una extraña sensación se apoderó de ella.
En ese momento, ella no sabía exactamente lo que sentía por Edward. No podía afirmar categóricamente que no sentía nada por él, ya que después de todo, fue su primer amor. Sin embargo, la había engañado y también se había confabulado con Loris para intimidarla. Probablemente, el sujeto le desagradaba más de lo que le gustaba.
El silencio de Sigrid hizo que el corazón de Edward saltara. "Sigrid... lo siento, no esperaba que Rebecca quedara embarazada. De verdad, yo..."
Sigrid vio que la expresión de George se estaba tornando cada vez más sombría y lo interrumpió: "¿Por qué te disculpas? No es necesario, ya que no me molesta en lo más mínimo. ¡Me parece estupendo que tengan muchos hijos! Dime, ¿cuándo es la boda?"
"A fines de este mes. Ya comenzamos los preparativos. Rebecca dijo que si no te importa, deberías venir a casa al menos dos días antes de la ceremonia. Después de todo, eres su dama de honor. Seguramente tendrás algunas cosas que arreglar", dijo Edward.
"Claro, dile a Rebecca que me dé los detalles. Iré a casa con dos días de anticipación". Después de decir esto, colgó y dejó el teléfono a un lado.
Entonces le sonrió a George. "No sé qué rayos le pasa. ¡Qué narcisista es, pensando que todavía estoy enamorada de él...!"
Sigrid se rio con torpeza, pero George alzó las cejas y contestó con indiferencia: "¡Oh! ¿Él ya no te gusta?"
"¡Por supuesto que no! ¿A quién le gustaría un hombre así? ¡Qué ciega estuve!", dijo con el ceño fruncido y una mirada seria en su rostro.
¡Si ella no aplacaba a George en ese momento, la esperaba un duro castigo en la cama esta noche!
Había estado de pie, caminando sin parar durante todo el día y ahora le dolían bastante las piernas. Si tenía que hacer los 'ejercicios de cama' con George esta noche, temía que su cuerpo no pudiera soportar una prueba tan exigente.
"Compláceme esta noche, luego decidiré si creerlo o no", dijo George.
Sigrid se preguntó qué habría querido decir con eso.
Los pensamientos eróticos que iban y venían en su mente la estaban haciendo pasar un mal rato. Después del masaje, que duró casi una hora, comenzaba a sentir que la fatiga desaparecía, pero George la arrastró a la cama.
Mientras ponía su corazón y su alma en tener s*xo intenso con ella, él le preguntó de repente: "¿Quisieras un hijo?".
"Yo... eh... sí, claro, pero... ¿No será demasiado pronto?". Sigrid sintió que no había necesidad de que apresuraran las cosas, ya que apenas llevaban casados menos de cuatro meses, incluyendo el tiempo en que ella ni siquiera se había dado cuenta de que él estaba enamorado de ella.
De acuerdo con el ritmo de una pareja normal, se suponía que todavía estaban muy enamorados el uno del otro. Pero si tuvieran un hijo, aquello cambiaría su rutina como adultos, como por ejemplo, antes de acostarse... Espera, ¿tenían que tener cuidado en la cama?
Sigrid, que estaba completamente agotada, de repente se llenó de energía y dijo emocionada: "¡Quiero un hijo! ¡De verdad quiero tener un bebé!"
¡Cómo no había pensado en esto antes! Si estuviera embarazada, ¡George tendría que controlar su apetito y contener sus impulsos! Aunque ella estaba sana, y no era su intención que él se abstuviera de tener relaciones s*xuales durante todo el embarazo, al menos podría lograr que él redujera la frecuencia de las relaciones.
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