Amor, Dulce Amor romance Capítulo 189

[NOVO] Leia o romance Amor, Dulce Amor Capítulo 189 online

Você está lendo Capítulo 189 do romance Amor, Dulce Amor. Visite o site booktrk.com para ler a série completa de Amor, Dulce Amor, do autor Internet, agora. Você pode ler Capítulo 189 online gratuitamente ou baixar um PDF grátis para o seu dispositivo.

Pesquisas relacionadas a Capítulo 189:

Amor, Dulce Amor Capítulo 189

Amor, Dulce Amor Capítulo 189 por Internet

Si bien Sigrid ya era bella aunque estuviera completamente al natural, ahora que se había puesto un poco de maquillaje, sus ojos almendrados eran simplemente deslumbrantes. Con una sola mirada, el corazón de Edward pareció dejar de latir por un instante.

De un vistazo observó que las demás damas de honor llevaban vestidos que les quedaban grandes. Ella era la única cuyo vestido se ajustaba perfectamente a su cuerpo, dejando ver su figura impecable.

¡Era como un hada!

A pesar de que durante los tres años que fueron novios Sigrid nunca le permitió que la tocara, había una razón por la que no quiso romper con ella.

Simplemente, era demasiado hermosa. Por lo tanto, estaba decidido a que algo sucediera entre ellos, y aún no perdía la esperanza.

Durante algunos instantes quedó tan ensimismado que el padrino detrás de él tuvo que pellizcarlo con fuerza, obligándolo a volver a la realidad. Cuando se recobró, fingió que no había visto a Sigrid y se dirigió resueltamente hacia su novia.

Como todo aquello formaba parte de la ceremonia de bodas de Rebecca, había muchos fotógrafos allí. Apenas entró, Edward quedó de espaldas a ellos, pero Rebecca estaba de frente, sentada sobre la cama, así que no pasó por alto la manera en que miró a Sigrid antes de sacudirse y fingir que nada había pasado.

"Estas son las reglas para los juegos de la boda. Querido novio y padrinos, por favor, échenles un vistazo". Una de las damas de honor entregó los papeles que tenía en la mano a los padrinos de boda, quienes al leerlos se quedaron boquiabiertos.

"¿Qué di*blos es esto? ¿Elegir una carta? ¡Ni siquiera entiendo de que se tratan estos juegos! ¡Lo único que puedo entender es lo del papel para depilar con cera!", chilló uno de ellos.

"¿Bailar? ¿Y si no sabemos bailar?"

A Sigrid no le importaron sus protestas, ella ya había puesto las cartas sobre la mesa.

Entre ellas había un comodín. La persona que eligiese esta carta actuaría como el asistente de las damas de honor, mientras que los otros doce padrinos de boda se enfrentarían a los retos.

Edward tampoco entendía bien cómo se llevarían a cabo los juegos, pero realmente esperaba obtener ese comodín.

Desafortunadamente, la Diosa de la Suerte tenía otros planes para él. No lo consiguió.

Una dama de honor informó su número a cada padrino y tras confirmar su identidad, comenzaron los juegos.

Durante el primer juego, el muchacho tenía que ponerse un sombrero lleno de dulces y comérselos todos, sin usar las manos.

El siguiente reto consistía en que el padrino se depilara una pierna con tiras de papel de cera.

En el tercer juego, el padrino tenía que hacerle las flexiones al amigo que hubiera seleccionado el comodín. Pusieron un juguete de goma con forma de pollo entre los dos. Cada vez que se aplicaba presión al juguete, este emitía un chirrido. Los muchachos ignoraban que el juguete haría estos sonidos, por lo tanto, cuando el padrino de boda comenzó a empujar hacia arriba...

"¡Ahhhhh!", chilló el juguete. El joven que hacía las flexiones se sobresaltó, aflojó la mano y cayó al suelo, besando en la boca a su compañero accidentalmente.

Mientras veía todo esto, Edward estaba sin palabras. 'Qué bueno que no elegí el comodín', pensó.

El cuarto padrino tuvo que romper con los dientes la película adhesiva que le pegaron al rostro. En el proceso, toda su cara se distorsionó y su peinado se arruinó.

Al quinto padrino le pusieron una venda en los ojos y le hicieron sostener un lápiz labial en la boca, el cual debía aplicar a un amigo.

Edward siguió mudo mientras contemplaba a sus amigos haciendo semejante ridículo. Una vez más, agradeció a la Diosa de la Suerte por protegerlo.

El sexto padrino se vio obligado a cepillarse los dientes con el cepillo y la pasta dental que Sigrid le entregó. Y para sorpresa de todos, ¡la pasta de dientes era mostaza!

¡Fue horrible!

Capítulo 189 1

Capítulo 189 2

Capítulo 189 3

Comentários

Os comentários dos leitores sobre o romance: Amor, Dulce Amor