Las fotos fueron tomadas en un callejón oscuro, en donde una mujer semidesnuda, que lucía como la superviviente de un desastre, se apoyaba en un cubo de basura rojo. Ella miraba hacia el infinito con los ojos desenfocados y su cuerpo estaba completamente cubierto de tierra.
Algunas de las fotografías quedaron cerca de los invitados, quienes se agacharon a recogerlas y el escándalo explotó en el salón de fiestas.
"¿Dónde tomaron estas imágenes?".
"¿Esa es Everleigh?".
"¡Ay, Dios mío! ¿Cuándo sucedió esto? Hay varios hombres... ¿De verdad es ella...?".
......
"¿Será la niña producto de una...?".
Antes de que alguien pudieran decir 'violación', Everleigh se arrodilló apresuradamente, para tapar los oídos de Adrienne. Luego la cargó entre sus brazos, tratando de protegerla, ya que no estaba dispuesta a permitir que su hija se diera cuenta de lo que estaba sucediendo.
Cuando ella se volvió a poner de pie, sentía que sus rodillas temblaban y que caería al piso inevitablemente. Pero se recompuso y sacando fuerzas, sin saber de dónde, bajó la cabeza con desesperación para ocultarse de las miradas inquisitivas de la gente.
No estaba dispuesta a permitir que nadie descubriera que era esa mujer. No obstante, tan pronto como miró las fotos, supo que eran de esa noche lluviosa de siete años atrás. Su mente viajó en el tiempo, y se dio cuenta de que recordaba todo con claridad.
Cuando se despertó a la mañana siguiente, ella estaba en ese sucio callejón. Casi podía oler el apestoso bote de basura rojo, veía con inusual nitidez el callejón tapiado con tablas y vidrio para impedir su salida.
El charco de barro bajo su cuerpo y su desesperación al ver que estaba hecha un desastre... Aunque su memoria era confusa, todo lo que la rodeaba sugería lo que experimentó esa noche.
En ese momento, la tempestad que había vivido hacía siete años se estaba reproduciendo en su cabeza. Volvía a ver las figuras de los hombres reflejadas en el charco acercándose a ella. Escuchaba su risa lasciva, que no dejaba de sonar en sus oídos una y otra vez.
La fiesta, el salón, los invitados, todo había desaparecido. Ahora estaba parada en medio del limbo, con la mente en blanco y los oídos zumbando.
"Everleigh, ¿podrías explicarme qué está pasando?", explotó la voz indignada de Selena, a sus espaldas.
Aunque fuera difícil de creer, ella no tenía idea de esas fotos. La mujer solo había ordenado que un chofer fuera a recoger a los gemelos para avergonzar a su hermana. Sin embargo, la llegada de esas imágenes habían desembocado en un caos y su familia había resultado humillada.
El rostro de Abraham era sombrío. Helen, el ama de llaves de la familia Treviño, le ordenó a los sirvientes que recogieran todas las fotos.
Sin embargo, mucha gente ya las había visto y fue imposible hacerlos callar.
Todos los invitados chismorreaban, mientras, en medio de su frustración, Selena los escuchaba avergonzada.
"¡Everleigh, contesta! ¿Qué significa esto?", insistió ella.
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