Amor profundo escondido de él romance Capítulo 24

Después de escucharlo, Everleigh reflexionó y le dio las gracias.

Sin embargo, él seguía abrazándola, sin intenciones de soltarla y aunque ella luchó con los dientes apretados, él no se movió ni un centímetro. De pronto, susurró muy cerca de su oído. "Una gran cantidad de personas nos están viendo, por lo que no puedes darme una bofetada, en caso de que eso estés planeando. O ¿quieres que se den cuenta de que no soy tu prometido?".

Tras analizar esos excelentes argumentos, ella se quedó inmóvil y dejó de resistirse.

Los chismes eran algo terrible y aún más perjudiciales cuando eran generados por familiares o amigos. No deseaba volver a experimentar eso nunca más.

Después de estar abrazándola durante un largo rato, Theodore la soltó. Eso sorprendió a Everleigh, quien después de algunos minutos, susurró: "Gracias, otra vez".

"¿Planeas explicarme la historia de los niños?", preguntó él viéndola fijamente a los ojos.

Al escucharlo, el corazón de Everleigh dio un vuelco, sin embargo, ella hizo de tripas corazón para sonar tranquila. "¿Explicar? ¿Por qué?", contestó, sin esquivar su penetrante mirada.

Él se quedó observándola y respondió: "Alastair dijo que soy su padre".

Las pupilas de la mujer se contrajeron, mientras daba un paso atrás.

"¿Por qué te asustas?". Theodore no le quitaba los ojos de encima.

"Los gemelos no tienen nada que ver contigo", respondió ella de inmediato. Y aunque trató de modular la voz esperando sonar convincente, no pudo lograrlo. Su tono resultó torpe e incómodo, haciendo eco a su expresión de culpabilidad.

A pesar de que el ambiente del lugar era estruendoso, ella podía escuchar los latidos de su corazón.

Cuando Theodore iba a preguntarle algo, oyeron la voz de Abraham: "Señor Godfrey".

Después de atender a sus invitados y conversar con sus amistades, el anfitrión finalmente se tomó el tiempo para conocer al hombre que había aparecido tan repentinamente y que decía ser su nuevo yerno.

Los ojos oscuros de Theodore se transformaron con cordialidad. "Dígame, señor Treviño".

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