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Amor profundo escondido de él romance Capítulo 35

La fría mirada de Theodore hizo que Everleigh se sintiera aturdida, y ésta comentó de mala gana: "Mi hermana aún es joven e inmadura; debutó siendo demasiado joven, así que en ocasiones no logra discernir entre el bien y el mal".

"¿Acaso estás insinuando que soy incapaz de discernir entre el bien y el mal?", dijo él, clavando en Everleigh su mirada penetrante, al tiempo que bufaba de indignación.

"No malinterpretes mis palabras..."

Everleigh reflexionó que él objetaría cualquiera de las afirmaciones que ella hiciese, de modo que dijo escuetamente: "Discúlpame, no me prestes atención. He sido muy lenguaraz".

No dijo una sola palabra más.

Theodore la miró con frialdad por un momento.

El paisaje desfilaba a toda velocidad ante sus ojos a medida que el automóvil avanzaba. Everleigh conocía la ciudad como la palma de su mano. Siete años después de su partida, la ciudad a la que regresaba disfrutaba de una prosperidad sin precedentes. El automóvil arribó a la ciudad, confundiéndose entre el ajetreado tráfico que circulaba por sus calles, y finalmente pasó junto a las brillantes luces de neón alrededor de la ciudad.

Theodore condujo a Everleigh a la casa de ésta.

Antes de que Everleigh se apeara del automóvil, él le entregó una caja de bombones de chocolate, y al advertir la sorpresa en su rostro ante este gesto, le explicó en tono frío: "No es para ti. Dásela a Adrienne".

Everleigh sostuvo la caja de bombones sin que su mirada manifestara emoción alguna. Tras una larga pausa, logró articular las palabras y declaró: "Te agradezco este gesto en nombre de Adrienne. Has sido muy amable al haberme traído de regreso hoy".

La ventanilla del automóvil subió con lentitud, ocultando gradualmente el rostro glacial de Theodore. Pero antes de que la ventanilla se cerrara por completo, sus miradas se cruzaron. Ella no hizo esfuerzo alguno por disfrazar el dolor que asomó a sus ojos y, pese a que se apresuró a desviar la mirada, él percibió la tristeza que irradiaban sus ojos.

En aquella época habían permanecido juntos durante un lapso de cuatro años, así que se conocían a la perfección, mejor que nadie. Separándose en silencio, nadie se hubiera imaginado que ese mismo verano su relación tocaría a su fin.

Cuando Everleigh entró en su apartamento ya había caído la noche.

Sus hijos gemelos se hallaban en la sala en ese momento, y en cuanto se oyó el sonido de la puerta, una figura saltó del sofá como un resorte, emocionada. Era su hija, Adrienne, quien se precipitó hacia Everleigh. "¡Mami, volviste!", exclamó Adrienne, abrazándola.

Everleigh se inclinó para abrazar a Adrienne, y su cálido abrazo la reconfortó tras su amarga experiencia. Everleigh le susurró a su hija: "¿Qué tal estuvo tu día hoy? Como yo no estaba en casa, quiero saber si obedeciste a tu hermano".

"Por supuesto, siempre obedezco a Alastair. Si no me crees, entonces pregúntale".

La mirada de Adrienne se iluminó al ver la caja de bombones de chocolate que Everleigh sostenía en la mano. "¡Chocolate!", exclamó.

Everleigh le entregó a Adrienne la caja de bombones de chocolate con gran presteza. "Tómalos, son un regalo para ti", anunció.

"¡Es genial! Siempre quise probarlos, pero aquí no los venden", replicó Adrienne, sosteniendo la enorme caja de bombones de chocolate en sus brazos. "Dime, mami, ¿de dónde los sacaste? ", le preguntó con ojos brillantes de emoción.

"Está bien, te lo explicaré ..." Everleigh estuvo a punto de mencionar a Theodore, pero se contuvo. "Una persona amiga me los dio. Anda, compártelos con tu hermano", se limitó a decir.

"¿Persona amiga?", replicó Adrienne parpadeando, y luego susurró: "¿Cuál persona amiga? ¿Alastair y yo la conocemos?"

Forzando una sonrisa, Everleigh respondió: "Espero que puedan conocerla".

"¿Es hombre o mujer?"

Everleigh vaciló un segundo y luego repuso: "Es un tal Stainley".

"¿Te pretende?"

"No, en absoluto."

"¿Es apuesto?"

"Mmmm ..."

"¿Es tan apuesto como papi?". En cuanto Adrienne mencionó la palabra 'papi', el rostro de Everleigh se endureció. "Adrienne, ya te he dicho que él no es tu padre", la corrigió Adrienne, frunciendo su delicado seño.

Capítulo 35 1

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