Despúés de su primera aparición, Theodore no regresó al estudio de grabación durante el resto de la semana.
Eventualmente, Everleigh había llegado a creer que su encuentro con él en el estudio de grabación solo había sido una coincidencia, lo cual la hizo sentirse aliviada, si bien también experimentó cierta desilusión. Lamentablemente, su escaso tiempo libre no le permitía cavilar sobre este asunto. Everleigh no había esperado tropezar con tantas dificultades en el desempeño de su labor como experta médica del equipo de grabación.
Selena no se mostraba dispuesta a cejar en su empeño por hacerle la vida difícil a Everleigh. Cada vez que tenía tiempo libre, Selena aprovechaba la oportunidad para menospreciar a Everleigh. Además, Selena era la protagonista femenina de la serie dramática, por lo cual todos los integrantes del equipo de grabación se deshacían en atenciones hacia ella, de modo que aunque Selena se abstuviera de interponerse en el camino de Everleigh, todos los integrantes del equipo de grabación hacían a un lado a ésta.
Cualesquiera que fuesen las circunstancias, ser objeto de un boicot resultaba una experiencia bastante desagradable.
Tras el almuerzo, Everleigh se dirigió al baño para desechar el recipiente de comida. Al llegar a la puerta del baño, advirtió que Selena se hallaba junto al lavabo, ocupada en lavarse las manos. De mala gana, Everleigh entró, frunciendo el ceño.
Tras haber arrojado el recipiente de comida a la caneca de la basura, se acercó al lavabo para lavarse las manos.
"Veo que eres bastante paciente, Everleigh. Has permanecido ya una semana con nosotros, pero aún nadie parece prestarte atención; debo confesar que me sorprende que aún no te hayas marchado", bufó Selena, al tiempo que miraba a Everleigh con el rabillo del ojo.
"El motivo de mi presencia aquí no es entablar amistades. Simplemente se trata de mi trabajo, así que el hecho de que los demás me ignoren no me afecta en absoluto". Everleigh se enjabonó las manos con meticulosidad. "El personal médico siempre debe seguir escrupulosamente los siete pasos del lavado de manos. Hoy en día estos detalles no escapan a la atención del público", observó Everleigh, mirando fijamente a Selena.
Reaccionando instintivamente, Selena observó sus manos y notó que aún estaban cubiertas de espuma en el dorso, pues se las había frotado descuidadamente, y luego vociferó: "Ni siquiera estamos en una sesión de filmación ahora; ya deja de criticarme por cada cosa que hago".
Everleigh se lavó las manos parsimoniosamente y posteriormente se enderezó. "Vaya, Selena, tú nunca cambias. Por lo visto, aún eres incapaz de notar cuándo alguien solo está siendo amable", comentó luego Everleigh, clavando su mirada en Selena.
Everleigh se volvió y se dispuso a marcharse; no valía la pena enfrascarse en una discusión con Selena.
Durante toda la semana, Selena buscó endilgarle defectos a Everleigh. En su opinión, su actitud era muy infantil, y lo mismo pensaban aquellos que la boicoteaban.
"Everleigh, detente ahí", le gritó Selena y, volviéndose, prosiguió: "Te odio porque crees que lo sabes todo. No me importa quién te haya conseguido tu trabajo ni cuál ha sido tu formación académica y profesional; simplemente ten presente que mientras yo sea la actriz principal, no te dejaré en paz".
"Selena, no logro comprender por qué te muestras tan hostil hacia mí; somos hermanas y jamás te he hecho daño", protestó Everleigh frunciendo el ceño, al tiempo que miraba detenidamente a Selena.
La súbita hostilidad que Selena manifestaba hacia ella desde su regreso al país la hacía sentir perpleja.
"¿Acaso no te das cuenta?", dijo Selena en tono de burla y desprecio, y su mirada se tornó glacial. "Por supuesto que no lo entenderías. Has sido el centro del universo desde que éramos niñas, así que no cabe esperar que entiendas cómo se sienten los demás"
Súbitamente, un integrante del equipo de grabación gritó desde el pasillo: "¡Señorita Selena, el director la busca!"
Selena dejó de hablar, miró a Everleigh con una expresión de rabia y luego se alejó de prisa.
Everleigh miró con fijeza la espalda de Selena a medida que ésta se alejaba, e hizo una mueca de disgusto.
Aquella tarde un sol abrasador castigaba Ocpeace City.
Los rascacielos del centro de la ciudad reflejaban los rayos del deslumbrante sol. Su brillo era tan intenso que nadie se atrevía a alzar la vista. La ciudad ardía de calor y el suelo hervía. Los peatones cruzaban de prisa el paso peatonal en busca de un lugar con aire acondicionado donde poder refrescarse.
En el vestíbulo del edificio de oficinas, dos niños acaparaban la atención.
La niña, de siete años de edad, llevaba un llamativo vestido rojo y sus ojos oscuros brillaban. En cuanto entró en el edificio, procedió a examinar el lugar con curiosidad. Su rostro infantil estaba enrojecido por el calor y su aspecto era tan adorable que todo el mundo sintió la tentación de pellizcar sus mejillas.
Detrás de ella había un niño de aproximadamente su misma edad, que vestía una sencilla camiseta blanca y pantalones cortos. Mantenía una actitud sosegada y su aspecto no correspondía al de un niño de su edad. Frunció sus delgados labios y fijó su mirada en la niña.
"Alastair, es aquí, ¿verdad? Papá trabaja aquí", dijo la niña.
Alastair frunció el ceño. Parecía disgustado por la forma en que Adrienne se refería a Theodore, pero no le hizo reproche alguno.
Las recepcionistas advirtieron la presencia de ambos niños. Los gemelos llevaban un rato de pie en el vestíbulo. Las recepcionistas intercambiaron miradas cómplices y una de las más jóvenes se acercó a los niños.
"Niños, ¿podrían decirme a quién buscan?"
Adrienne se volvió y le sonrió a la recepcionista."¡Hola, bella dama!", la saludó con dulzura, al tiempo que parpadeaba.
La noticia de la presencia de dos hermosos niños en el área de descanso se esparció como pólvora. La niña tenía un carácter dulce, mientras que el temperamento del niño era flemático. Los pequeños parecían sacados de un libro de historietas, así que todos los empleados se apresuraron a echarles un vistazo.
Valiéndose de su zalamería y su rostro encantador, Adrienne se las arregló para conseguir dos tazas de jugo, dos helados e innumerables pasabocas. ¡Vaya ganga!
"¿Quiénes son sus padres? ¿Cómo consiguieron esta preciosidad?"
"Me muero de ganas de tener un bebé", eran los comentarios que se oían.
...
La actividad en la zona de descanso era ahora frenética.
"No estamos en horas de descanso", se oyó decir a alguien en voz baja, en medio de la multitud. Era una mujer de mediana edad, y en cuanto habló todos guardaron silencio.
"Emily", susurró entonces con cautela una voz entre la multitud.
La supervisora, Emily Carter, miró fijamente a los niños en el sofá y frunció el ceño. Luego, preguntó: "¿Quién trajo a sus hijos aquí?"
Al oír este comentario, todos intercambiaron miradas de confusión, al tiempo que sacudían la cabeza frenéticamente.
"Los niños han venido a ver a su padre, así que deben ser los hijos de alguno de los empleados".
"¡Caramba!", exclamó Emily, al tiempo que su mirada se endurecía, y luego declaró con severidad: "Según las normas de la empresa, no nos está permitido traer personas que no vengan a desarrollar alguna clase de trabajo. ¿En cuál departamento trabaja su padre?"
En medio de aquel ambiente de parálisis, un automóvil negro se detuvo en la entrada.
Súbitamente, Adrienne, quien hasta ese momento había estado sentada en el sofá abrazando los pasabocas que le habían dado, se puso en pie de un salto. Una figura alta se apeó del auto y un grupo de personas la rodeó. En ese momento, Adrienne le gritó a la figura alta: "¡Papá!"

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