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Amor profundo escondido de él romance Capítulo 50

Everleigh sabía que Theodore era el hijo mayor de la familia Godfrey. Ambos estudiaron en la misma secundaria y, como él era muy discreto, nadie en la escuela estaba al tanto de quién era en realidad. Sin embargo, su primera interacción con Theodore tuvo algo que ver con su familia.

Todavía recordaba aquella ocasión, fue durante un evento deportivo de la escuela; Theodore se tropezó y se lastimó la rodilla durante la carrera de relevos. Ese día, ella estaba descansando en la enfermería por los calambres debido a su período, cuando de pronto escuchó una discusión detrás de las cortinas.

—Se lastimó la rodilla, incluso está sangrando. ¿Qué le pasa a esta escuela? ¿Ni siquiera pueden garantizar su seguridad? Voy a ver al director.

La voz era la de una mujer joven, que no hablaba fuerte, pero que hacía notar su ira. En ese momento, la voz del adolescente se hizo oír. Al contrario de la mujer, este se mostró muy tranquilo, incluso un poco indiferente:

—Es solo una pequeño rasguño; si hablas con director, abandonaré la escuela inmediatamente —sentenció.

Al escuchar la resolución del muchacho, el interés de Everleigh se despertó y rápidamente aguzó sus oídos para escuchar a escondidas la conversación. Ahora se preguntaba por qué Theodore fue tan arrogante, pero en ese momento los que se rebelaban contra sus padres y profesores eran atractivos para los demás estudiantes.

—Theodore, ¿qué quieres decir con eso? ¿Me estás amenazando? —inquirió la joven mujer enfurecida.

—No, no es una amenaza. Simplemente te estoy diciendo las consecuencias. Tienes derecho a quejarte con el director y yo tengo derecho a abandonar la escuela —replicó Theodore.

—Está bien, abandona. Hazlo y te enviaré a estudiar al extranjero.

—No iré.

—Tú... —La mujer echaba humo por las orejas—. Bien, ¿quieres rebelarte? Está bien, hazlo. Puedes hacer lo que quieras ahora, ¡así que haz el tonto! ¡Veremos cómo terminas!

Un instante después la puerta de la enfermería se cerró con un golpe y los dos adolescentes quedaron solos. Pasado un largo tiempo, la voz del chico resonó en la habitación:

—¿Cuándo pensabas dejar de escuchar a escondidas?

Al instante, el corazón de Everleigh dio un vuelco. Contuvo la respiración y se concentró en buscar un escape. Rápidamente lo encontró: sin emitir sonido alguno, cerró los ojos y fingió estar dormida.

De repente, la cortina se abrió desde el otro lado, dejando pasar la luz del sol que la encandiló. Inconscientemente levantó la mano para cubrirse los ojos y vio una figura a través del espacio entre sus dedos.

Luego, retiró la mano y se quedó frente a un rostro inmaculado y lleno de energías, cubierto por un manto de luz dorada que sorprendió a Everleigh. Se quedó atónita durante un largo rato, hasta que recuperó sus sentidos y recordó disculparse:

—Lo siento. No fue mi intención, estaba dormida.

—Está bien —exclamó el adolescente, mucho más tranquilo que hace un momento. Rápidamente se presentó, casi como si fuera otra persona—: Soy Theodore Godfrey, estoy en la clase 1A.

—Ev... Everleigh Trevino —dijo ella. Luego respiró aliviada, le sonrió y añadió—: Soy de la clase 1B.

No mucho después de ese día, Everleigh se enteró de que uno de los accionistas de la escuela donó una gran suma de dinero para renovar la pista de carreras. Se la rehizo con un nuevo material, conocido por ser el mejor en cuanto a absorción de impactos.

A partir de ese momento, si un chico se caída, no se haría daño alguno. Por supuesto, nadie en la escuela, salvo ella, supo la verdadera razón de aquel cambio, es decir, la caída de Theodore.

En esa época se volvieron cercanos fácilmente. Un secreto compartido entre ambos, las miradas cómplices durante las clases, compartir una botella de agua durante el entrenamiento de baloncesto... No hacía falta mucho...

Muchos años habían pasado desde entonces y Everleigh todavía sentía que sus mejores recuerdos se quedaron en sus días de secundaria. Sin embargo, ahora, cada vez que pensaba en el pasado, lo único que sentía era dolor.

Rápidamente, Everleigh reprimió sus pensamientos y dijo:

—Fue por el accidente de tu hermano que regresaste con tu familia, ¿verdad?

Theodore la miró algo distante.

—No, no fue por eso.

—Entonces, ¿por qué? —inquirió Everleigh mientras agarraba sus utensilios con fuerza.

—¿Por qué crees? —respondió él.

—No... no sé.

—Porque rompiste conmigo —afirmó Theodore—. En ese momento apliqué para la Universidad Médica Ocpeace, por tu culpa. Te habías ido, ¿qué otra cosa debía hacer con mi vida? Como perdí el amor, decidí poner todo mi corazón en mi carrera.

Everleigh se quedó atónita.

—¿No esperabas una respuesta como esa? —dijo Theodore. Sus ojos poco a poco se volvieron fríos. Al escucharlo, los músculos del rostro de Everleigh se pusieron rígidos. Su corazón se sentía como si estuviera en una montaña rusa. Theodore la miró y añadió—: Pareces estar muy decepcionada.

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