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Amor profundo escondido de él romance Capítulo 78

Parado sobre un podio, un miembro del personal de Mundo Panda, con un megáfono en la boca, pedía a todos los visitantes que mantuvieran el orden:

—¡Orden por favor! ¡No empujen! Por favor, cuiden a sus hijos y mantengan el orden, el sorteo está a punto de empezar. ¡El ganador podrá tomarse una foto con el panda!

Todavía en el hombro de Theodore, Adrienne miró su credencial y dijo:

—Mi número es el 28. ¿Y el tuyo, Alastair?

—30 —murmuró Alastair al tiempo que le agarraba la mano a Everleigh.

Para no decepcionar a los niños, Everleigh le recordó a Adrienne que la probabilidad de ganar era mínima:

—Adrienne, tienes que tener mucha suerte para que saquen tu número. Prométeme que no te enojarás si no ganas, ¿sí? Más tarde nos tomaremos una foto con la estatua del panda que está cerca de la entrada. Es lo mismo.

—No me enojaré —afirmó la joven luego de asentir con seriedad. Tenía ambas manos agarrando la cabeza de Theodore para evitar caerse—. De todos modos, ya he visto al panda. Alastair, ¿quieres verlo? Desde aquí arriba se lo ve claramente.

Al escuchar a Adrienne, Theodore se sorprendió gratamente. Ella estaba dispuesta a ceder su lugar para que Alastair pudiera ver el oso panda. Él siempre creyó que los niños de esa edad eran egocéntricos y que rara vez se preocupaban por los demás, pero la niña que tenía sobre sus hombros le hizo cambiar de opinión.

Si bien Adrienne solía ser bastante juguetona y era su hermano quien siempre se preocupaba por ella, ella también pensaba en Alastair. De hecho, cada vez que disfrutaba de algo bueno pensaba en compartirlo con él.

—No. Puedo verlo desde aquí —afirmó Alastair negando con la cabeza.

Inmediatamente, Theodore miró hacia abajo y vio a Alastair de pie y en silencio entre él y Everleigh. Desde su lugar, podía observar al panda gigante dentro de su jaula, siempre y cuando la multitud no se moviera. Sin embargo, cuando la gente se movió la hendidura por la que miraba se tapó y su vista se bloqueó significativamente.

Por su parte, Everleigh, que siempre había tratado a sus hijos por igual, por más que quisiera no había nada que pudiera hacer en estas circunstancias. Rápidamente, Theodore reaccionó: le susurró algo al oído a Adrienne y esta saltó voluntariamente de su hombro.

—Está pesada, ¿verdad? —comentó Everleigh a modo de disculpas mientras ayudaba a Adrienne a bajarse. Luego, se dirigió a su hija—: Viste al panda, ¿no? Ahora sé una buena chica y tranquilízate.

Adrienne le guiñó un ojo y le señaló con la mirada a Theodore para que mirara. Ella al principio no entendió, pero luego escuchó la voz del hombre:

—Alastair, ¿quieres ver al panda?

Cuando Everleigh levantó la vista, notó que Theodore se inclinaba para estar cara a cara con Alastair al tiempo que colocaba su mano sobre el hombro del niño. La gran figura del hombre eclipsaba el diminuto cuerpo de Alastair y no estaba segura de si era por la iluminación de Mundo Panda, pero los ojos negros de Theodore se veían inexplicablemente amables.

De inmediato, Alastair se puso pensativo; de hecho, ese era su sello característico cada vez que tenía que tomar una decisión. Después de unos segundos, sacudió la cabeza y respondió:

—No, está bien.

—¿Está seguro? —le preguntó Theodore.

—Sí. Además, ni siquiera me gustan los pandas.

—No, está mintiendo. ¡Los pandas son los que más le gustan! —intervino Adrienne desde un costado. Luego añadió—: ¡Incluso su peluche favorito es un panda! ¡Lo sostiene cada vez que duerme!

La declaración de Adrienne hizo que las mejillas de Alastair se sonrojaran, como si su secreto más profundo hubiera sido revelado al público. No atinó más que a fruncir el ceño y apretar los labios con fuerza. Por su parte, Theodore sonrió y lo levantó sin decir una palabra.

En un abrir y cerrar de ojos, Alastair estaba sentado sobre los hombros de Theodore. Al ver eso, Everleigh se quedó atónita y miró con cierto nerviosismo a su hijo. Ella era su madre, pero no sabía mucho acerca de sus gustos. Había pensado que el panda de peluche sobre la cama de Alastair lo había colocado Adrienne, no sabía que en realidad era de él.

Capítulo 78 1

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