Bebé adorable en la puerta: Mami, por favor firma romance Capítulo 357

Jiang Sese frunció el ceño y se apartó con tacto. Intercambió una mirada con Lu Zheng sin decir nada más.

Naturalmente, Lu Zheng también se dio cuenta del intento de su cliente. Se adelantó para proteger a Jiang Sese del hombre y luego intercambió algunas palabras con él antes de conducirlo a la sala privada reservada.

Una vez iniciada la cena, el hombre tomó una copa de vino, se acercó a Jiang Sese y dijo con una sonrisa. "Así que la Señorita Jiang es la persona encargada de nuestro plan de negocios esta vez. Para desear que lo pasemos bien trabajando juntos, me pregunto si a la Señorita Jiang le gustaría tomar una copa conmigo".

El hombre seguía respirando en la cara de Jiang Sese mientras hablaba. Jiang Sese se levantó y puso una silla entre ellos para mantener cierta distancia con el hombre. Sin embargo, como él era la persona a cargo de este proyecto, no quería ofenderlo.

Antes de que pudiera decir algo, Lu Zheng se levantó y dijo: "Disculpe, Sr. Wei, pero mi amiga no puede beber. Yo lo beberé por ella".

Después de eso, Lu Zheng se bebió la bebida de un tirón mientras todos los demás le aplaudían.

El Sr. Wei estaba un poco disgustado por no haber conseguido lo que quería y miró a Lu Zheng con desagrado.

Después de eso, intentó brindar por Jiang Sese de todas las maneras posibles, pero Lu Zheng intervino cada vez.

Una cena como esta no era adecuada para Jiang Sese en absoluto. Todos en la mesa no dejaban de lanzarle miradas significativas, lo que la hacía sentirse bastante incómoda.

"Disculpen, mi estómago no se siente bien. Necesito ir al baño".

Jiang Sese sintió que podía volver a respirar solo después de salir de la habitación y oler el aire fresco del exterior.

Volvió a la sala privada para encontrar su asiento cambiado, y el Sr. Wei había dejado de intentar tomarse libertades con ella.

Después de la cena, Jiang Sese pensó que estaban listos para irse, así que le envió un mensaje a Jin Fengchen.

Sin embargo, el Sr. Wei les detuvo cuando iban a marcharse. "Sr. Lu, por favor, quédese. La fiesta aún no ha terminado. No podemos hacer esto muy a menudo y estoy seguro de que no quiere ser un aguafiestas. Además, aún es temprano. Te perderás mucha diversión si te vas ahora".

"Está bien, Sr. Wei. Todavía tenemos que hacer algunos recados, así que deberíamos irnos". Ya que sabía cuál era la intención del hombre, Lu Zheng lo rechazó de plano.

Sin embargo, el Sr. Wei no se dio por vencido. Dio un paso adelante y bloqueó el camino de Lu Zheng. "Sr. Lu, rara vez nos reunimos, así que relájese. Señorita Jiang, ¿no cree lo mismo?".

Después de eso, intentó tomar la mano de Jiang Sese, pero ella la esquivó antes de que pudiera tocarla.

Eso hizo que el hombre perdiera por completo la paciencia. A pesar de su apariencia gentil, en el fondo no era nada así.

El rostro del Sr. Wei se ensombreció ante el rechazo y dijo con malicia: "¡¿Cómo te atreves?! Este es un proyecto muy popular, ¡y te he dado más oportunidades de las que mereces! ¡Tú te lo buscaste!".

Después de eso, se acercó directamente a Jiang Sese y trató de agarrarla.

Al ver que este trato no iba a ninguna parte, Jiang Sese decidió olvidarse de su cortesía. Antes de que el hombre pudiera tocarla, le dio una patada entre las piernas.

El Sr. Wei cayó al suelo y gritó de dolor.

Jin Fengchen le enseñó ese movimiento y le dijo que si un hombre intentaba aprovecharse de ella, una patada en su punto débil lo dejaría inmóvil.

Al ver que el Sr. Wei había caído, Lu Zheng se acercó a Jiang Sese a toda prisa y trató de llevársela.

Sin embargo, ese Sr. Wei no era un hombre de negocios corriente y resultó que tenía buenas conexiones. En cuanto cayó, llamó a sus guardaespaldas.

Un grupo de personas los rodeó en cuanto llegaron al primer piso.

Mientras era apoyado por sus hombres, el Sr. Wei bajó las escaleras y dijo con su rostro retorcido: "¡Agarrenlos, especialmente a esa mujer! ¡No dejen que se vayan! ¡Piérdelos y tendrás que vérselas conmigo!".

El Sr. Wei acababa de recibir una patada en la ingle, por no hablar de que la agresora había sido una mujer, lo que lo hacía sentirse totalmente humillado, y de ahí la orden.