Besando a mi esposo romance Capítulo 14

Resumo de Capítulo 14: Besando a mi esposo

Resumo de Capítulo 14 – Besando a mi esposo por Internet

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Al escuchar esto, Valen parecía confundida.

—Si no lo llamo cuñado, ¿entonces cómo debo llamarlo?

Scales no dijo ni una palabra. Al notar que estaba enfadado, Valen no se atrevió a decir nada más y bajó la cabeza para hacer sus deberes en silencio. La habitación se fue quedando en silencio. Uno estaba trabajando mientras la otra hacía los deberes: parecía un ambiente cálido y armonioso.

Unos diez minutos después, Valen se encontró con algunos problemas, mordía su bolígrafo y seguía pensando en ellos una y otra vez. Sin embargo, no importaba cuánto se esforzara, parecía estar haciéndolo mal. Como para buscar ayuda, levantó la cabeza de nuevo y miró a Scales, pero este estaba revisando el correo electrónico. Tal vez ya se había dado cuenta de que la chica lo estaba mirando. No pudo evitar fruncir el ceño y entonces movió la cabeza para mirarla. Entonces, Valen esbozó una amplia sonrisa.

—¡Cuñado! —lo llamó.

Scales la miró sin expresión alguna en su rostro, mientras Valen levantaba el libro de ejercicios y decía con timidez:

—Será que… ¿puedo hacerle una pregunta? Mmm… No puedo resolver este problema.

Scales no respondió.

—A ver, ¡trae tu libro de ejercicios! —dijo tras un momento de silencio.

Al escuchar esto, Valen se alegró, se levantó con agilidad del suelo y llevó el libro de ejercicios hacia el escritorio.

—Mire, es esta pregunta —le indicó—. No puedo resolverla aunque lo intente por varios medios. No sé qué estoy haciendo mal.

—¡Ya sé cómo resolverlo!

—¿Sabes cuál es tu problema? —le preguntó Scales mientras levantaba la vista para mirarla. Él estaba sentado y Valen seguía de pie a su lado, por lo que sus ojos estaban justo a la altura de su pecho. Por entre el fino pijama de verano, pudo ver fácilmente la grácil figura de la chica oculta bajo la tela. No llevaba ropa interior, y como la blusa estaba mal abotonada se veía torcida. Entre los espacios que se dejaban ver entre los botones, la blanca y tersa piel quedaba al descubierto.

—¿Qué está haciendo? —Valen pareció darse cuenta de algo.

Scales apartó tranquilamente la mirada, le entregó el borrador y le dijo con calma:

—Tu blusa está mal abotonada.

—¿Eh? —Valen bajó la cabeza y al instante, sus mejillas se sonrojaron—. Oh, no me había dado cuenta... —De repente se dio la vuelta para desabotonarse la blusa de espaldas a Scales y luego no podía abotonarla de forma correcta. «¡Oh, Dios mío!». Si no fuera por su corta edad, él pensaría que estaba tratando de seducirlo. Lo que ella no sabía era que la ventana francesa que estaba a su lado lo reflejaba todo y Scales pudo ver con claridad esta escena... Ella estaba en realidad bien desarrollada y él se sentía un poco tentado.

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