Resumo do capítulo Capítulo 15 de Besando a mi esposo
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A la mañana siguiente, cuando Valen se despertó, ya asomaba la claridad por la ventana de la habitación. Se sentía un poco aturdida al principio, pero cuando reaccionó, se dio la vuelta de repente y se levantó de la cama. Se vistió a toda prisa y se aseó. Cuando estuvo lista, tomó su mochila y corrió escaleras abajo.
—¡Señorita Lu! —El mayordomo se encontraba en el piso de abajo. Cuando vio que Valen tenía prisa, pensó que había algún problema.
—¡Muévase a un lado, que voy a llegar tarde! —le gritó Valen mientras salía a toda prisa.
El mayordomo abrió la boca y estuvo a punto de decir algo, pero ya era demasiado tarde. Valen salió corriendo, pero se encontró con Scales, que se dirigía a la empresa. Cuando Scales vio su comportamiento tan imprudente, no pudo evitar fruncir el ceño.
—¡Qué maleducada eres! —dijo en voz baja.
Valen se detuvo de repente y se inclinó ante él para mostrarle su respeto.
—¡Buenos días, cuñado! —lo saludó, pero Scales no dijo ni una palabra.
—Jefe, el auto está listo —dijo el secretario.
Scales se dirigió al auto. Sin embargo, justo cuando estaba a punto de entrar, un pensamiento cruzó su mente y no pudo evitar volverse para mirar a la chica en la escalera.
—¿Vas a la escuela? —le preguntó.
—¿Eh? —Valen lo miró y no entendió qué quería decir.
Scales se enfadó y dijo con severidad:
—Que el mayordomo ponga a tu disposición un auto. —Después de decir esto, subió al auto. Poco tiempo después, el auto salía lentamente del patio.
Valen seguía ahí de pie, confundida. En este momento, el mayordomo le preguntó:
—¿Por qué pienso que el señor solo quería llevarla a la escuela en persona?
—¿De verdad? —Valen se volvió para mirarlo.
—Por favor, espere un momento. Le voy a preparar un auto —le dijo el mayordomo, sonriente.
—Está bien —asintió Valen.
Justo cuando el mayordomo estaba a punto de irse, se le ocurrió algo.
—Señorita Lu, aún no ha desayunado, ¿verdad? —le preguntó—. Este…
Hatsuyuki, que estaba sentada detrás de ella, la tocó por la espalda.
—¿Qué pasó?
Valen se volvió para mirarla y Hatsuyuki le guiñó un ojo.
—Te quedaste dormida, ¿no es así? —le preguntó—. Lo del accidente fue mentira, ¿verdad? ¡Bien hecho!
Al escuchar esto, Valen no pudo evitar sonrojarse. Miró a sus compañeros de clase y luego le susurró:
—¿Por qué lo sabes todo? No digas nada. No es bueno que los demás lo sepan.
—¡Lo sé, lo sé! —asintió Hatsuyuki.
Valen se dispuso a darse la vuelta, pero Hatsuyuki la tomó del brazo de repente y le dijo:
—Tengo algo que decirte después de la escuela. Me esperas antes de irte a casa.
—Está bien —asintió Valen.
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