Besando a mi esposo romance Capítulo 9

Resumo de Capítulo 9: Besando a mi esposo

Resumo de Capítulo 9 – Besando a mi esposo por Internet

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Para tranquilizar a la familia Lu, la señora Gu le cedió de forma deliberada la habitación de la hermana de la chica. Sin embargo, no hubo tiempo para arreglarla; por tanto, la decoración de la habitación no cambió mucho.

Las personalidades de estas dos mujeres de la familia Gu eran completamente diferentes. Por la decoración de esta habitación, era fácil darse cuenta de que no era la habitación de Valen.

El secretario tenía experiencia y muchos conocimientos, por lo que se pudo percatar del problema al instante. Con una sonrisa en su rostro, miró a la chica que se encontraba sentada sobre un costado de la cama de forma muy respetuosa.

—Señorita Lu, estoy aquí para llevarla de vuelta a casa —dijo el secretario.

Valen permaneció sentada inmóvil. Miró al mayordomo como suplicándole, esperando que este pudiera intervenir por ella. Sin embargo, se llevó una decepción: el mayordomo no la apoyó.

—Señorita, por favor, vuelva con el secretario. El auto la está esperando fuera, no deje a su marido esperando demasiado tiempo en casa.

¡Valen estaba en verdad desesperada! Se levantó con lentitud de la cama y lanzó una mirada de súplica al secretario. Dudó por un momento y luego preguntó:

—¿Puedo volver mañana?

—Señorita Lu, a mí también me ordenaron hacer esto. El señor la ha estado esperando por mucho tiempo. No puedo... —respondió el secretario, sonriente.

Valen sabía que no había esperanzas. Agachó la cabeza y salió paso a paso. En el patio, el auto negro estaba estacionado frente a la puerta y el chofer esperaba junto a él. Cuando vio a Valen, le abrió rápido la puerta trasera.

Antes de entrar al auto, Valen se detuvo de repente, se dio la vuelta y lanzó una mirada llena de nostalgia a la mansión en la que había vivido por más de diez años. Finalmente, entró al auto y el chofer cerró la puerta.

El secretario intercambió unas palabras con el mayordomo antes de subir al asiento al lado del chofer. Luego se marcharon.

Había mucho tráfico y Valen se recostó desanimada en el asiento del auto. El secretario hizo algunas llamadas y luego se volvió para mirar a la muchacha en el asiento trasero. Al ver su mirada perdida, sintió un poco de pena y le preguntó:

—Señorita Lu, ¿suele desmayarse?

—Quiero verlo...

El secretario pensó por un momento y le respondió:

—De acuerdo, pero primero tiene que llamar al señor. Si está de acuerdo en que vaya, la llevaremos.

—¡Está bien! —asintió Valen y decidió que debía hablar con Scales.

Después de que el secretario marcara el número en el teléfono, se lo entregó a la chica. Ella lo tomó, dio un profundo respiro y puso el móvil junto a su oreja.

—Hola... —dijo. Sin embargo, no escuchaba nada del otro lado de la línea y se sorprendió bastante. Volvió a mirar la pantalla y vio que la otra persona seguía en el móvil. Luego continuó—: Estoy tratando de contactar a mi cuñado. ¿Puede…?

—Dime, ¿qué quieres? —la interrumpió de repente una fría voz masculina que se escuchó en el teléfono.

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