Borracho y Atrevido: ¡Besé a un Magnate! romance Capítulo 104

Cipriano llegó.

Al verlo, los ojos de Susana se iluminaron al instante: —¡Cipriano!

Se levantó entusiasmada y corrió hacia él.

Cuando aún estaba a tres metros de distancia, Cipriano ya levantaba el brazo para apartarla como si se tratara de una serpiente venenosa, con una expresión de rechazo tan intensa como una neblina imposible de desaparecer.

Cipriano la esquivó, sin mirar a los miembros de la familia Herrera, y se dirigió dando algunos pasos hacia sus padres. Miró a Dolores y dijo: —¿Quién te dio permiso para inventar esas mentiras? ¿Crees que no he cometido suficientes errores? ¿O piensas que aún no soy lo bastante ruin y despreciable?

Dolores lo observó sin ningún tipo de expresión, con las pupilas muy temblorosas.

El rostro de los miembros de la familia Herrera se ensombreció.

¿Qué significaban esas palabras de Cipriano?

Aunque parecían dirigidas a Dolores, en realidad eran para todos los presentes de la familia Herrera.

El escándalo de X/Twitter bien pudo haber dejado a la familia Guzmán al margen, pero ellos mismos eligieron exponerse. Para el público que no conocía los hechos, daba la impresión de que la familia Guzmán y la familia Herrera eran viejos amigos; para quienes sabían lo que ocurrió en la gala de beneficencia, parecía que ambas familias habían alcanzado algún tipo de acuerdo.

Pero solo la familia Guzmán y la familia Herrera sabían que todo había sido una decisión unilateral de esta última para convencer a Dolores.

Las palabras de Cipriano eran, al principio, una crítica encubierta.

—Nadie me obligó. Fui yo quien pensó que, con la situación así de avanzada, ya no podía seguir negándole un lugar a Susanita. Si querían casarse en público, había que cambiar la narrativa. No quedaba otra opción. También pensé en el bien de todos. —Dijo Dolores con el cuello estirado.

...

Cipriano entrecerró los ojos con frialdad y le lanzó una mirada llena de confusión.

Al instante el rostro de Susana se puso blanco como la cera.

La expresión de Esperanza se ensombreció enseguida.

La atmósfera en el comedor se congeló, como si estuvieran en una cámara frigorífica. Todos quedaron con los rostros rígidos.

Toda la familia había dado su aprobación a la boda. Solo faltaba que el novio aceptara. Y ahora sus palabras hacían que todas las risas previas sonaran como una burla cruel.

Yago se levantó, tomó a Cipriano del brazo y lo apartó unos pasos. En un tono de voz baja, le dijo: —Si ahora quieres hacerte el romántico, ya es tarde. A estas alturas, Viviana debe odiarte con lo más profundo de su ser. Odia a la familia Guzmán. No hay forma de volver con ella. Susanita te ama de verdad, no quiere casarse con nadie más. Casarte con ella solo puede beneficiarte, no te traerá ningún problema.

Cipriano respondió con un tono frío y determinante: —Te lo repito una vez más: no me casaré con Susana.

Yago: —Tú...