Borracho y Atrevido: ¡Besé a un Magnate! romance Capítulo 178

Viviana siguió atenta la dirección de su mirada.

Era Julia.

—Su marido vive gracias a la familia Herrera. No le queda de otra que comportarse como un perrito faldero.—murmuró Lorena al oído.

Al otro lado, Julia pareció notar la mirada.

Al voltear y ver a Viviana, su expresión se tornó algo incómoda.

No eran enemigas. De hecho, antes se llevaban bastante bien. Pero desde que Cipriano le fue infiel con Susana, y Julia, aun sabiendo lo que pasaba, en vez de guardar silencio, la citó a propósito en el club solo para que escuchara aquella conversación...

Perro... qué metáfora tan precisa.

Julia enderezó su espalda y fijo su vista al frente.

Viviana sonrió con ironía y le dio un sorbo a su copa.

Ella y Lorena encontraron una mesita en la terraza.

Al cabo de un rato, desde el piso inferior comenzaron a escucharon algunos rumores.

—Ahorita David está encaprichado, ¿pero más adelante qué?

—Exacto. Cipriano también se peleó con su familia por estar con ella, parecía estar entregado y al final igual la engañó.

—Ese entusiasmo que David tiene por ella no le va a durar mucho tiempo, ya verás.

—¡Si hasta quiere ser nuera de la familia Medina!

—¡Qué vanidosa es! Una pinche divorciada, que además provocó tremendo escándalo... ¿de verdad creen que una familia como los Medina va a aceptarla?

...

La manera en que los humanos manejan la envidia es arrastrando a otras personas con vileza por el suelo.

Viviana escuchaba todo con una sonrisa de desprecio.

Lorena, furiosa, dio un golpe en la mesa y se levantó con intención de subir, pero Viviana fue detrás de ella y la detuvo.—Déjalos hablar. Al final del día, tienen boca para hacerlo.

—Lo tuyo es la paciencia de santa...

Lorena la miraba con mucha admiración.

Ni ella sabía muy bien que era tan eficaz.

—Ay, es que la gente lo dice porque él se ha metido más de una vez en los rollos con la familia Guzmán y la familia Herrera por ti. Y justo ahora, no se te despega... Es difícil no imaginar ciertas cosas.

...

Viviana se rindió. Ya no tenía más energías para discutir.

Lorena le dio un codazo.—Oye, ¿y esa cara? Digo, si te emparejan con él, tampoco es tan terrible, ¿no es así?

—¡Estoy tan orgullosa que mañana voy a colgar una pancarta de celebración!—se burló Viviana.

Pensaba: el ser humano estaba destinado, tarde o temprano, a corrérsele la teja.

En la habitación más alejada.

—¿Ya llegó esa persona?—preguntó David.

—Por supuesto.—respondió Xavier.—Si no, ni te habría llamado.

David sonrió satisfecho.—Esta vez te debo una, presidente Xavier. Te pagaré este favor sin falta. Si algún día necesitas algo, solo dilo.