Resumo do capítulo Capítulo 402 do livro ¡Buenas noches, Señor Ares! de Internet
Descubra os acontecimentos mais importantes de Capítulo 402, um capítulo repleto de surpresas no consagrado romance ¡Buenas noches, Señor Ares!. Com a escrita envolvente de Internet, esta obra-prima do gênero Romance continua a emocionar e surpreender a cada página.
El hombre de repente levantó una jeringa. “Es una droga que acabamos de inventar. Necesitamos a alguien con quien probarla. ¿Te gustaría ser nuestra rata de laboratorio?”.
Ante eso, el hombre caminó hacia Rose e inyectó la jeringa en su brazo antes de que ella se diera cuenta.
Luego, el hombre sacó un collar de calaveras del bolsillo del pecho y lo agitó frente a Rose.
“Tengo que hipnotizarte también. Necesito implantarte nuevos recuerdos…”. El hombre habló siniestramente.
La mirada de Rose se posó en el collar de calavera. Pertenecía a Jaybie.
¿Por qué este hombre tenía el mismo collar?
“¿Quién eres tú?”.
“La curiosidad mata al gato, Señorita”.
La droga comenzó a hacer efecto no mucho después… Rose sintió que comenzaba a perder la consciencia.
Con un “tud”, Rose cayó al suelo.
“Bueno, eso fue rápido. Qué débil fuerza de voluntad”. El hombre se quedó con el collar.
“Esto significa que la eficacia de nuestra nueva droga ha mejorado enormemente”.
“Llévala lejos. Vigílala después de que se despierte para detectar anomalías y sacala si todo está bien”.
“Sí, Señor”.
…
Al mismo tiempo, la conversación con el invitado finalmente había terminado. Jay bajó las escaleras y se dio cuenta de que Rose se había ido.
Un pánico inesperado se apoderó de su pecho. Colocando una mano sobre su corazón, Jay esperó a que las punzadas de dolor aliviaran antes de que sus largas piernas comenzaran a correr.
“Rose Loyle… ¿Dónde estás?”.
Él recorrió la totalidad del jardín de la Corte de Buque Fragante, pero fue en vano.
Jay miró fijamente la lluvia torrencial bajo el cielo oscuro y se obligó a calmarse.
Jay se mordió el labio, los cuales palidecieron bajo la presión de sus dientes.
Josephine se quedó muda de miedo. No podía creer que Jay la reprendiera tan duramente por culpa de Rose.
¡Esta fue la primera vez!
Josephine se sintió agraviada. “Ella nunca vino”.
Jay tiró de Zayne por la parte de atrás de su cuello. “Búscala conmigo”.
“¿Por qué? ¡Ni siquiera es mi mujer!”, protestó Zayne.
Jay lo sacó de todos modos. Mirando la lluvia torrencial, Zayne se volteó para regresar. “Oh no, la lluvia es demasiado fuerte. Mi cuerpo está débil y me resfriaré si corro bajo la lluvia…”.
Jay se llevó una mano al pecho. “¿No me acompañarás? Entonces morirás en este lugar”.
Zayne gimió. “¿No es esto demasiado, Jay? ¿Por qué tengo que ayudarte a encontrar a tu mujer? No es mi culpa que no puedas vigilarla”.
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