Más tarde, después de que el CEO dejó a Angelina, en su compañía, se fue apresurado a la suya, llegó justo a tiempo para la junta con los socios, Philips, se había hecho cargo de entretenerlos explicándoles los detalles de algunos proyectos que se estaban manejando actualmente
El CEO, de incorporó, su presencia tranquilizó a los poderosos hombres, la revisión de las cláusulas era demasiado importante, no te podías dormir con eso, pero en su cabeza solo estaban su esposa y su nuevo embarazo, él tampoco se lo esperaba tan pronto, pero suponía que era el resultado de no tomar precauciones a la hora de tener intimidad con su mujer
Su pequeño Lucien, le exigía una atención a nivel intelectual grandísima, ese niño siempre estaba un paso adelante de él, pero él por supuesto estaba a diez más, era agotador mentalmente, el bebé Angelo, consumía todas sus energías físicas, no le daba tregua por las madrugadas cuando se levantaba llorando a pedir alimento o a qué lo cambiaran de pañal, pero verlo sonreír no tenía precio, sus hijos eran muy hermosos
El día le pareció eterno, no hubo un mensaje o una llamada de Angelina, en ningún momento, parecía que no quería hablar con él, se preguntaba si había hecho algo mal
— Por fin hemos terminado con la apretada agenda de hoy, creí que no acabaríamos nunca, ni siquiera hemos tenido tiempo de hablar, ya Jan Pierre, me dijo lo que le sucede a tue esposa, ella está embarazada de nuevo, eres un conejo Lucien, mira que embarazar tan rápido a Angelina, puff... ¿te felicito o te doy el pésame? — preguntó el asistente haciendo un gesto medio extraño
— Debes felicitarme por supuesto, es verdad que no esperaba tener un tercer hijo tan pronto, pero es hijo de Angelina y mío, también lo quiero al igual que a mis otros dos pequeños — Afirmó el joven CEO
— Caramba Lucien, no se cómo puedes tener dos hijos en solamente poco más de un año y además tener otro en camino, eso es.... ¿pues cómo le haces tú? eras el soltero más codiciado del país, un hombre libre como el viento, sin compromisos y mírate ahora, eres esposo y padre — Philips, había sido testigo del gran cambio en la vida de su conejo amigo
— Soy feliz, antes no lo era, hoy por hoy no puedo verme sin mi amada Angelina, a mi lado, sin su sonrisa, esa mirada tan azul que es toda mía, al igual que tampoco me veo sin el pequeño Lucien, ese niño se ha convertido en mi mayor reto, me tiene la mente trabajando a mil siempre, es apenas un niño pero es demasiado inteligente y un poco maquiavélico... y frío, con una pizca de crueldad
— Hay que miedo, si fuera tú viviría con miedo de que por las noches se deshaga de mi o incendie la casa con todos dentro si un día ya no le caemos bien, que terror
— Cállate Philips, él no lo hará, sabe que su madre y yo lo amamos, que es nuestro adorado pequeño, lo que nos volvió a unir, ¿recuerdas el susto que nos dio en la clínica? — el CEO, sonrió mientras recordaba
— Por dios, el susto que nos dió en el coche, te juro que cuando lo vi que era idéntico a ti, pensé que era un espíritu que había venido a torturarte de maneras indescriptibles y dolorosas desde al más allá
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