¡Cásate conmigo de nuevo! romance Capítulo 3

Clarisa observaba sus figuras caminando juntas, con su corazón desolado. No era de extrañar que cuando ella habló de divorcio, él ni siquiera miró hacia atrás; su querida exnovia había regresado.

Serafín se acercó a grandes pasos, su mirada pasó por la pálida cara de Clarisa y frunció el ceño: "¿Te sientes mal?".-

Zaira también se acercó, tomando la mano de Clarisa con preocupación: "Hermana, tu mano está muy fría, ¿será que hay un malentendido? Hoy es mi cumpleaños, hace cuatro años que no venía y mis padres insistieron en hacer una fiesta, ¿quién iba a pensar que me dolería el estómago después de comer pastel? Sefi vino para acompañarme para una cita".

Clarisa retiró su mano de inmediato, su movimiento fue tan rápido que la mano de Zaira quedó suspendida en el aire, y Serafín desaprobó con una mirada más oscura.

Clarisa se dio cuenta y su corazón se llenó de amargura. Ella y Zaira compartían la misma fecha de cumpleaños, y no era que Serafín lo hubiera olvidado o no hubiera preparado un regalo; simplemente había alguien más importante a quien acompañar y a quien mimar ese día.

Clarisa ocultó su fragilidad, sonrió y se puso de puntillas para quitarle a Serafín el gorrito de cumpleaños de su cabeza y lanzándolo casualmente a la basura: "No te queda bien".

La sonrisa de Zaira se congeló en su rostro.

"Ciry está enfermo, en la sala de pediatría, esto es una tomografía de su cerebro", Clarisa le entregó el reporte a Serafín y se dirigió hacia la salida, acelerando el paso. Al dejar el vestíbulo del hospital, no pudo evitar mirar hacia atrás.

Serafín subía las escaleras con Zaira y, de principio a fin, él no volvió a mirarla ni una sola vez. Entonces, con los ojos hinchados, ella se giró bruscamente y chocó con alguien. Cayó al suelo y escuchó una voz femenina de mediana edad, algo familiar sonó: "¡Jovencita, ten cuidado por dónde caminas!".

"Dejémoslo, Zaira nos está esperando".

Mientras el dolor se disipaba, Clarisa levantó la vista solo para ver a los padres de la familia Román alejándose apresuradamente.

Clarisa recordó vagamente cuando era niña y estaba enferma, su padre la llevaba corriendo al hospital a altas horas de la noche. Elodia, la madre de Zaira, tomaba su pequeña mano y le decía: "Clarita, sé buena, mamá y papá están aquí".

Verifica el captcha para leer el contenidoVerificar