Resumo de Capítulo 1074 – Castigado por su amor por Internet
Em Capítulo 1074, um capítulo marcante do aclamado romance de Romance Castigado por su amor, escrito por Internet, os leitores são levados mais fundo em uma trama repleta de emoção, conflito e transformação. Este capítulo apresenta desenvolvimentos essenciais e reviravoltas que o tornam leitura obrigatória. Seja você um novo leitor ou um fã fiel, esta parte oferece momentos inesquecíveis que definem a essência de Castigado por su amor.
"¡Oh...!". Conmocionado, Lincoln tropezó y cayó al suelo. Se quedó mirando a la mujer vagabunda que tenía delante, aterrorizado. "¿No estás... no estás muerta? ¿Cómo es que...?".
Ella le respondió burlándose: "Lincoln, me subestimaste. He sido independiente desde que cumplí dieciocho años. Ya sabía lo que era rogar por dinero, dormir bajo los puentes y luchar por la comida contra ratas, gatos y perros salvajes. Cuando dormía solo debajo del puente, ¡incluso luché contra los vándalos que querían abusar de mí! ¿Cómo podía permitirme que tan solo tú acabaras conmigo? Además, todavía tengo una hija aquí sufriendo, ¡claro que no podía dejarme morir!".
"Tú...". A este punto, Lincoln estaba sumergido completamente en un estado de pavor y culpa, hasta el punto de que parecía no poder formular otra oración más que no fuera “tú”. El hecho de que se encontrara con su primera esposa justo en la puerta de la casa de Sabrina fue suficiente para causarle un total mal funcionamiento mental y físico.
"Engañaste a mi hija y la enviaste a prisión hace tantos años. Para evitar que demostrara lo contrario, me engañaste para que trabajara en una mina sin ninguna precaución diciéndome que podría ganar más de diez mil dólares cada mes. Fue allí donde estuve a punto de morir aplastada".
"¿Qué? ¿Qué acabas de decir, tía? ¿Tú... fuiste a trabajar a una mina para llegar a fin de mes? ¿La señora de la Familia Shaw, trabajando en una mina?". Marcus sollozaba incontroladamente junto a la mujer vagabunda.
Ella le dio una patada, haciéndole rodar hasta cierta distancia lejos de ella, antes de gritar: "¡No soy tu tía!".
Sus propias palabras volvieron a recordarle su resentimiento y la mujer vagabunda tomó su palo del suelo, antes de agitarlo hacia Lincoln. Los dos policías que estaban a su lado no intentaron detenerla. ¿Quién podría hacerse de la vista gorda ante su sufrimiento a estas alturas?
Ese golpe casi le rompe la pantorrilla a Lincoln, pero el dolor por sí solo fue suficiente para que hiciera una mueca agonizante. Los gritos de la mujer vagabunda se hacían cada vez más fuertes e invitaban a más transeúntes a detenerse y unirse al público.
"Mi pobre Sabrina, perdiste a tu padre a los doce años. Mamá nunca debió enviarte con tu verdadero padre, ¡es mi culpa!".
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