Castigado por su amor romance Capítulo 1189

Yvonne y Ruth, que estaban de pie junto a ellos, se quedaron sorprendidos.

Después de hacer el pago, Sebastian se dio la vuelta y le dijo a Sabrina: “Ustedes cuatro deberían bajar a comprar sus regalos para Mamá. Yo iré a buscarlas una vez que las cosas estén listas aquí”.

“De acuerdo”. Ella asintió obedientemente. Justo cuando estaba a punto de irse, vio a un hombre descansando en el sofá que estaba incluido en el juego de muebles que Sebastian acababa de comprar. Naturalmente, ella se inclinó hacia él e inmediatamente resopló con impaciencia. “¿Eres tú?”.

Alex, con una barba descuidada a lo largo de su mandíbula, replicó: “Mm… ¿Comprar este juego de muebles para tu madre? Fue mi idea, sí. Yo era el que tenía los ojos puestos en ellos primero”.

Sabrina no podía creerlo. “¿Qué estás haciendo aquí sentado, en lugar de estar buscando a Jane?”.

Alex no le respondió.

Solo entonces, Aino se lanzó hacia Alex desde detrás de Sabrina. Ella lo miró con furia. “¡Tío Alex, debes traer de vuelta a la Tía Jane dentro de diez días! Si no lo haces, ¡nunca dejaré que vuelvas a cargarme! ¡No dejaré que me beses! ¡No dejaré que me pellizques la mejilla! ¡Bah!”. Ella gritó, mientras las lágrimas comenzaron a rodar por sus mejillas.

La niña se veía adorable incluso cuando estaba enojada. Cada vez que Alex miraba a Aino, la cargaba, la besaba en la frente y le pellizcaba las mejillas. Pero ahora, la niña había anunciado que todos esos derechos le serían revocados. Él se rio de repente, como si estuviera soñando despierto. Recordo a Jane. Ella siempre había querido un hijo, pero él nunca le dio uno. Si no se hubieran encargado de su primer hijo, él o ella habría sido incluso mayor que Aino en estos momentos. Si tan solo hubieran tenido un hijo, ¿cómo se habría escapado tan fácilmente?

“¡Ja! ¿Cómo puedes seguir riéndote?”. De forma irracional, Aino comenzó a pisotear abruptamente las costosas botas de Alex. En cuestión de segundos, sus botas se tornaron extremadamente sucias. “¡Odio al Tío Alex! ¡Date prisa y encuentra a mi Tía Jane! ¡Levántate ahora, deja de sentarte en el sofá de mi abuela!”.

La niña de seis años podía ser increíblemente feroz cuando se enojaba. Aunque Alex tenía el poder de gobernar sobre millones de personas, él no tenía poder ante Aino ahora.

“Pregúntale si necesita dinero. Ella es demasiado ingenua, sin experiencia laboral y sin dinero con ella, no podría sobrevivir”.

Sabrina se frustró aún más con él al pensar en esto. “¿Qué harías diferente ahora que eres consciente que ella no podrá sobrevivir sola?”.

De repente, su teléfono sonó y cuando Sabrina miró su teléfono, se dio cuenta de que era de un número extranjero. Ella contestó apresuradamente. “Hola…”.

Al otro lado de la línea, la voz de Jane se escuchó claramente. “Sabrina, ¿podrías… prestarme algo de dinero?”.