Castigado por su amor romance Capítulo 1211

El Viejo Amo Shaw dijo: “Gloria… Gloria, yo… no he podido disfrutar de la alegría de tener una familia durante tantos años. Yo…".

"¡Lárgate!", rugió Gloria de repente con rabia.

El Viejo Amo Shaw esbozó una sonrisa incómoda, pero no dijo nada.

En ese momento, Marcus salió del interior con una cara larga. Cuando vio al anciano, dijo en tono de molestia: "Abuelo, me seguiste todo el camino hasta aquí, ¿no es así?".

Su abuelo no conocía ese lugar, así que con menos razón debía saber que su tía se hospedaba allí.

El Viejo Amo Shaw también admitió sin rodeos. "Sí, yo... te he estado siguiendo".

“Marcus, desde que recuperaste a tu tía, no estuviste muchos días en casa. Tampoco hablas mucho cuando me cuidas en el hospital. Además, tus padres también se sienten muy culpables por el asunto de tu tía, por lo que se la pasan lamentándose de tristeza todo el día”.

“Nuestra familia Shaw no ha tenido alegría ni risa y mucho menos una niña como Aino corriendo a mi lado…”.

Yvonne, que estaba de pie en el extremo más alejado, se burló sin querer.

Ella pensó: '¿No es esto obra tuya?'

Sin embargo, ella no dijo nada en voz alta.

Marcus, por su parte, miró a todos los presentes con arrepentimiento. "Lo siento. Lo siento. Esto es mi culpa. Yo… llevaré a mi abuelo a casa de inmediato”.

Marcus miró a Gloria de nuevo. “Tía Gloria, te pido disculpas”.

Gloria se calmó al instante.

“Está bien, Marcus. Llévate a tu abuelo y pídele que no regrese nunca. Ya que en esta vida no nos vamos a reconocer, podríamos darnos un poco de espacio, ¿verdad?”.

Marcus asentía repetidamente. "Sí, tienes razón. Me llevaré a mi abuelo de inmediato”.

Entonces, el Viejo Amo Shaw, que una vez reinó en el mundo militar, fue expulsado sin dignidad. Ni siquiera pudo cruzar el umbral de la puerta, ya que Marcus se lo llevó.

"Bien. ¡Gracias, tía!".

Ruth también dijo cortésmente: "Tía, si me quedara aquí y comiera lo que cocinas todos los días, creo que podría engordar mucho".

Gloria luego se rio. “Entonces no podemos dejar que nuestra Ruth aumente de peso”.

"¡Ja, ja!". Todos rieron felices.

“Mamá, nos vamos. Si no te acostumbras a quedarte aquí, enviaré a alguien para que te lleve de regreso a Ciudad del Sur mañana por la mañana”, dijo Sebastian.

Gloria negó con la cabeza. “No importa donde me quede. Es solo que ustedes dos…”.

Sebastian preguntó confundido. "¿Cuál es el problema con los dos?".

Gloria dijo de inmediato: “Yo… hay algo que quiero discutir contigo y Sabrina. ¿Puedo?".